El presidente del Gobierno español, el socialista Pedro Sánchez, anunció el lunes elecciones generales anticipadas para el 23 de julio, después de que su coalición de gobierno de izquierdas cosechara malos resultados en las elecciones regionales y municipales del domingo, que calificó de moción de censura contra su Gobierno de coalición.
Sánchez ya había manifestado su deseo de completar su mandato y de celebrar elecciones nacionales en diciembre, cerca del final de la presidencia de turno española de la Unión Europea, que comienza el 1 de julio.
Pero la magnitud de la derrota del domingo, en la que el conservador Partido Popular (PP) arrebató hasta ocho Gobiernos regionales a los socialistas, hizo que Sánchez se sintiera obligado a asumir “en primera persona” el resultado de las elecciones dijo el presidente del Gobierno.
“Todas estas razones aconsejan una clarificación sobre la voluntad de los españoles, sobre las políticas que debe aplicar el Gobierno de la nación y sobre las fuerzas políticas que deben liderar esta fase”, dijo en un discurso televisado que sorprendió incluso a algunos de sus aliados políticos.
“Creo necesario dar una respuesta y someter nuestro mandato democrático a la voluntad popular”.
Los resultados del domingo indican que el PP y el partido ultraderechista Vox podrían desbancar a Sánchez y al PSOE si repiten esa actuación a nivel estatal.
No es habitual que un Gobierno español convoque elecciones anticipadas tras unos malos resultados en unas elecciones autonómicas.
Pablo Simón, catedrático de Ciencia Política de la Universidad Carlos III de Madrid, afirma que la estrategia de Sánchez puede consistir en intentar limitar cualquier pérdida de apoyos en un momento en que el PP está centrado en negociar la formación de coaliciones regionales con Vox.
Sánchez también puede tratar de movilizar el apoyo al PSOE agitando el fantasma de un primer Gobierno de extrema derecha desde la dictadura de Francisco Franco. “Está jugando a eso”, añadió Simón.
El PSOE de Sánchez y su aliado izquierdista en la coalición de gobierno, Podemos, perdieron terreno el domingo, mientras que el conservador Partido Popular (PP) y Vox, contra la inmigración y antiseparatista, obtuvieron mejores resultados de lo previsto.
El conservador PP arrebató a los socialistas ocho comunidades autónomas en las elecciones locales del domingo, aunque en la mayoría de las regiones tendrá que pactar con la extrema derecha de Vox para gobernar.
El líder de Vox, Santiago Abascal, afirmó que su partido “ha venido para quedarse”.
Vox está “para ser decisivo en la construcción de la alternativa que necesita España”, aseguró en un discurso a primera hora del lunes, añadiendo que aún no había hablado con el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo.
Los principales reveses de los socialistas ocurrieron en la Comunidad Valenciana, Aragón y Baleares, así como en uno de sus feudos más importantes, Extremadura.
Sánchez se ha caracterizado por asumir riesgos inesperados a lo largo de su carrera política.
Llegó al poder en junio de 2018 al ganar la primera moción de censura de la historia de España y desbancar a Mariano Rajoy, del PP, tras negociar un pacto con los partidos independentistas catalanes y vascos.
La fragilidad de su Gobierno de coalición lo obligó a convocar elecciones anticipadas en dos ocasiones en 2019.
La líder del PP en la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, quien obtuvo una de las pocas mayorías absolutas de los Populares el domingo por la noche y de la que algunos esperan que desafíe a Núñez Feijóo, reaccionó públicamente a la noticia antes que el líder de su partido.
España bajo los socialistas había perdido su rumbo y su imagen internacional, dijo, y los resultados del domingo revelaron la furia de las “empresas, autónomos, familias (y) del mundo rural”, afirmó.
“Sánchez está en un callejón sin salida, es una rendición. (…) No se puede estar engañando a todo el mundo todo el tiempo”, agregó.