Anoche, Luisa González, representante del partido Revolución Ciudadana (RC), celebró con entusiasmo el valiente voto de sus compatriotas, que participaron sin temor en las elecciones anticipadas del país. González, quien obtuvo un sólido 33.15% de los votos según el escrutinio del 69.44% de los sufragios, se mostró optimista ante la perspectiva de convertirse en la primera mujer en alcanzar la presidencia de Ecuador.
Detrás de ella se ubicó el ex legislador derechista Daniel Noboa, quien cosechó un 24% de apoyo en las urnas.
La presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE), Diana Atamaint, afirmó que estos resultados marcan una tendencia irreversible hacia una segunda vuelta electoral, programada para el 15 de octubre. Previamente, destacó que más del 82% de los ciudadanos en el rango de edad de 18 a 65 años ejercieron su derecho al voto. Atamaint también señaló que hubo incidentes cibernéticos en una página web destinada a los ecuatorianos residentes en siete países europeos para emitir su voto, aunque aseguró que esto no comprometió la integridad del proceso electoral.
El CNE tiene plazo hasta el 23 de septiembre para presentar los resultados definitivos. Para ganar en la primera vuelta, un candidato debe alcanzar el 40% de los votos válidos con una ventaja de 10 puntos sobre su competidor más cercano. El vencedor de la segunda vuelta, programada para el 15 de octubre, asumirá el cargo el 30 de noviembre.
La candidata de RC, partido fundado por el ex presidente Rafael Correa, celebró junto a sus seguidores en el sur de la capital cuando los números le otorgaban una ventaja de nueve puntos. González expresó su gratitud al valiente Ecuador que "rompió el miedo" y confió en un cambio, reforzando su apoyo a una mujer líder y a la Revolución Ciudadana. Su excelente desempeño en el único debate televisado de la campaña también la catapultó hacia la victoria.
Con 45 años de edad, González resaltó la importancia histórica de su éxito electoral: "Es la primera vez en la historia de Ecuador que una mujer alcanza un porcentaje tan alto en la primera vuelta, ganando la presidencia y tomando las riendas del país".
Además, instó a la unidad nacional y a dejar atrás el odio, enfatizando que este es el llamado tanto para el sector privado como para el público y todas las fuerzas del país.
González también solicitó una nueva elección en Europa, dado que muchos migrantes ecuatorianos no pudieron emitir su voto. Esta solicitud fue respaldada por Rafael Correa, quien denunció un "gran fraude". Correa también acusó a Daniel Noboa de tener intenciones de "privatizar todo", mientras que elogió el sólido triunfo de González.
En etapas anteriores, Daniel Noboa del movimiento Acción Democrática Nacional (ADN), expresó confianza en llegar al poder mediante una "alianza con el pueblo". Sin embargo, las cifras actuales señalan una clara ventaja en favor de González y su visión de liderazgo progresista.
En declaraciones a periodistas en Guayaquil, expuso: “van a tener la oportunidad de votar por el correísmo o por la opción que no es correísta. Queremos hacer la alianza por el pueblo. Tenemos un gran proyecto, hicimos una excelente campaña en territorio, con base en redes sociales, en el debate nos potenciamos".
Noboa, de 35 años, es el más joven de los ocho que contendieron, y es el hijo menor del magnate Álvaro Noboa, quien en cinco ocasiones buscó el poder en Ecuador.
El primero en reconocer la derrota fue el ex vicepresidente Otto Sonnenholzner, quien quedó en quinto lugar, con 7 por ciento.
Lo siguieron el ex francotirador y ex paracaidista, el derechista Jan Topik, que tenía 15 por ciento, y Christian Zurita, quien relevó al asesinado Fernando Villavivencio, y quedó en tercer lugar, con 16.29 por ciento.
El líder indígena de izquierda Yaku Pérez obtuvo 4 por ciento, y al cierre de esta edición no había admitido su derrota.
A la violencia se suma una crisis institucional que tiene al país sin Congreso desde hace tres meses, cuando el impopular presidente Guillermo Lasso (un ex banquero de derecha) decidió disolverlo y llamar a elecciones anticipadas para esquivar la destitución en un juicio político por corrupción.