El Departamento de Estado de los Estados Unidos ha emitido una actualización en su alerta de viajes, instando a los los ciudadanos estadounidenses, residentes permanentes (LPR) y empleados a evitar viajar a varios estados en México debido a la creciente incidencia de delincuencia y secuestros en la región.
La alerta, emitida el martes 22 de agosto, señala que los estados de Colima, Guerrero, Michoacán, Sinaloa, Tamaulipas y Zacatecas presentan niveles alarmantes de riesgo en relación con delitos violentos y actividades criminales. Del mismo modo, se aconseja reconsiderar los planes de viaje a Chihuahua, Baja California, Guanajuato, Jalisco, Morelos y Durango debido a la situación de seguridad similar en estas áreas.
La Embajada de Estados Unidos, bajo la dirección de Ken Salazar, subrayó que la delincuencia en México incluye homicidios, secuestros, robos de automóviles y robos comunes, que están ampliamente extendidos. Además, se enfatizó que la capacidad del gobierno estadounidense para brindar asistencia de emergencia a ciudadanos en México es limitada, lo que refuerza la importancia de acatar las restricciones de viaje.
En línea con esto, se han establecido pautas específicas para los empleados del gobierno de Estados Unidos. Estos no están autorizados para viajar entre ciudades después del anochecer y se les prohíbe detener taxis en la calle. En su lugar, deben optar por vehículos específicos como Uber y taxis de sitio, que ofrecen un mayor nivel de seguridad. Se aconseja encarecidamente a los empleados evitar viajar solos, especialmente en áreas remotas.
El informe también señala restricciones en el tránsito por carretera. Los empleados del gobierno de Estados Unidos no deben manejar desde la frontera entre Estados Unidos y México hacia el interior del país, excepto para viajes diurnos en lugares específicos. Estos incluyen trayectos dentro de Baja California, entre Nogales y Hermosillo en la carretera federal mexicana 15D, y entre Nuevo Laredo y Monterrey en la carretera 85D.
Se destaca que las áreas frecuentadas por ciudadanos estadounidenses a menudo se encuentran en medio de disputas entre grupos criminales, lo que aumenta aún más los riesgos asociados con los viajes a estas regiones.