La Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió una declaración el viernes en la que respalda las medidas tomadas por Japón en relación con el vertido de agua tratada (aunque radiactiva) desde la central nuclear de Fukushima.
Según la OMS, estas acciones están en consonancia con las normas internacionales establecidas para garantizar la seguridad en términos de protección contra la radiación.
El proceso de vertido de agua contaminada al Océano Pacífico, que comenzó el jueves, es una respuesta a la catástrofe nuclear ocurrida en 2011 en la planta de Fukushima. Previamente tratada para reducir la cantidad de residuos radiactivos, el agua se vierte ahora en el océano.
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El portavoz de la OMS, Tarik Jasarevic, declaró el 25 de agosto que los estándares empleados para este proceso tienen el respaldo no solo de la OMS, sino también de otras seis organizaciones internacionales.
Estas normativas, según Jasarevic, se consideran como el marco de referencia global para salvaguardar a la población de los posibles efectos adversos de las radiaciones ionizantes.
El vertido ha comenzado después de recibir la aprobación del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), cuyos expertos están supervisando el proceso para asegurar su seguridad y adecuación.
A pesar de estos respaldos y precauciones, ha habido críticas provenientes de grupos ecologistas y de la industria pesquera de Japón, que expresan su oposición a esta medida.