El primer ministro japonés, Fumio Kishida, ha compartido un video el miércoles (30.08.2023) donde se le ve disfrutando de pescados y mariscos de Fukushima.
Este gesto tiene como objetivo promover los alimentos provenientes de esta región y demostrar que los productos marinos son seguros para el consumo, tras el incidente nuclear en el océano Pacífico.
El video, divulgado en las redes sociales por el Gobierno japonés, muestra al líder junto a tres de sus ministros, todos compartiendo un festín que incluye lenguado, cerdo, pulpo, arroz, verduras y frutas de Fukushima.
Kishida, saboreando un bocado de sashimi, comenta frente a la cámara: "Es muy bueno". Su intención es alentar a las personas a elegir estos productos "seguros y deliciosos" del mar japonés para su consumo.
Let’s support the Sanriku & Joban regions through food! These regions, consisting of Iwate, Miyagi, Fukushima and Ibaraki prefectures, offer wonderful marine products.
— PM's Office of Japan (@JPN_PMO) August 31, 2023
▼The Safety of ALPS treated water dischargehttps://t.co/HHAA3sWDHG
▼Video Messagehttps://t.co/a3ViPgCS6u pic.twitter.com/gnq7PTMDir
La semana pasada, Japón comenzó a verter en el océano Pacífico el agua procedente de los reactores dañados de la central nuclear de Fukushima-Daiichi, en el noreste de Japón, por el tsunami de 2011.
La operación de descarga fue validada por el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) y según Tokio, no implica riesgo alguno para el medio ambiente ni para la salud humana.
Sin embargo, muchos miembros de la industria pesquera japonesa expresan desde hace tiempo su preocupación por el impacto de esta decisión en la reputación de los mariscos del país.
Tras el vertimiento japonés, China suspendió todas las importaciones de productos del mar del Japón, lo que generó una reacción de pánico entre los ciudadanos chinos, quienes rápidamente agotaron la sal marina de los supermercados y la venta de pescados disminuyó.
Asimismo, varios individuos lanzaron huevos y ladrillos contra la embajada japonesa en Pekín y contra varias escuelas niponas, lo que ha llevado a Tokio a pedirle a sus ciudadanos que viven en China que se abstengan de hablar fuerte en japonés.
Las empresas japonesas también han sufrido una ola de acoso telefónico procedente de números chinos.
Japón pidió a China, su principal mercado de exportación de productos del mar, que levante su prohibición, amenazando con presentar una denuncia ante la Organización Mundial del Comercio (OMC).