Derna, una de las ciudades más afectadas por el ciclón "Daniel" en el noreste de Libia, finalmente está recibiendo ayuda internacional para hacer frente a la tragedia que dejó a su paso.
Las cifras provisionales del gobierno del este informan que al menos 6,872 personas perdieron la vida, y más de 10,000 se encuentran desaparecidas. Las morgues en la región están abrumadas por la llegada constante de cuerpos, lo que refleja la magnitud de la catástrofe.
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El Jefe del Consejo Presidencial, Mohamed al Manfi, ha declarado que esta situación es un desastre que sobrepasa las capacidades de Libia, subrayando la urgencia de la ayuda internacional. Sin embargo, el acceso a Derna ha sido complicado debido a la inundación y el aislamiento de la zona, que carece de electricidad y telecomunicaciones.
Derna, una localidad costera de 120,000 habitantes y la cuarta más grande de la región, quedó completamente inaccesible por vía terrestre después de que dos presas colapsaran debido a las fuertes lluvias. Estas presas vertieron 33 millones de litros de agua en la ciudad, destruyendo barrios enteros y los cuatro puentes que cruzaban el río Derna.
El Ministro de Aviación, Hichem Chkiut, ha advertido que aproximadamente el 25% de la ciudad podría haber desaparecido bajo el agua, y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) reveló que más de 30,000 residentes han sido desplazados solo en Derna.
Se señala que el colapso de las presas podría deberse a la falta de mantenimiento, la ausencia de medidas de seguridad y el mal estado de la infraestructura. A pesar de la urgencia de la situación, las autoridades del este y oeste del país no han logrado coordinar una estrategia conjunta, lo que ha sido criticado como una "gestión caótica" por algunos analistas.
Mientras tanto, el gobierno de Unidad Nacional (GNU), con reconocimiento internacional y basado en Trípoli, ha enviado ayuda a la zona del este, incluyendo suministros y personal médico. También se ha aprobado un presupuesto considerable para la reconstrucción de las áreas afectadas y la asistencia a los damnificados.
Las imágenes compartidas en redes sociales muestran la cruda realidad de la situación, con hospitales abrumados por la cantidad de cuerpos y la falta de espacio en las morgues. La escasez de recursos ha llevado a rescatistas y voluntarios a utilizar utensilios domésticos y enterrar a las víctimas en fosas comunes en el cementerio de Martouba, a unos veinte kilómetros de distancia.
Este ciclón y las inundaciones resultantes son considerados los peores desastres naturales que ha enfrentado Libia en las últimas cuatro décadas, con lluvias torrenciales de hasta 240 mm y vientos fuertes de hasta 80 kilómetros por hora, que incluso causaron la caída de torres eléctricas, según el informe del Centro Meteorológico Nacional Libio.