Hace casi cuatro años, el mundo se paralizaba ante las noticias de extrañas neumonías en China, marcando el inicio de una pandemia global causada por el COVID-19. Desde entonces, las autoridades y la población han permanecido alerta ante la posibilidad de enfrentar nuevas amenazas virales.
Hoy, en la India, un brote de Nipah, un virus conocido desde hace años, ha vuelto a encender las alarmas.
A pesar de que la noticia de una alerta por enfermedad puede generar temor en algunas personas, es importante destacar que estas medidas se toman en aras de la prevención y no necesariamente indican que se repetirá la historia. Un ejemplo de éxito en la contención de enfermedades es la vigilancia continua de la Gripe Aviar, que, aunque ha registrado casos en humanos, no ha logrado propagarse ampliamente gracias a las medidas tomadas.
El virus Nipah, que pertenece al género Henipavirus y está emparentado con el virus Hendra, no es una novedad. Se detectó por primera vez en cerdos domésticos en Malasia y Singapur en 1998, lo que tuvo un impacto económico devastador debido a la necesidad de sacrificar animales enfermos. Los primeros casos humanos de infección se diagnosticaron como encefalitis japonesa antes de que se identificara el virus.
La Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) señala que la aparición del virus en cerdos coincidió con la deforestación y la proximidad de los porcinos a árboles frutales habitados por murciélagos. Estos animales, al entrar en contacto con las heces contaminadas de los murciélagos, se convierten en portadores del virus.
El virus Nipah es una zoonosis, lo que significa que se transmite principalmente de animales a humanos, y en ocasiones, también de persona a persona o mediante alimentos contaminados, de manera similar al COVID-19. Los murciélagos frugívoros, en particular, las especies del género Pteropus, son los huéspedes naturales del virus, aunque no desarrollan la enfermedad.
Es fundamental recordar que los murciélagos desempeñan un papel crucial en la ecología al actuar como polinizadores, dispersores de semillas y controladores de plagas, según la Comisión Nacional Forestal (Conafor). Por lo tanto, no se debe demonizar ni exterminar a estos animales.
Transmisión del virus Nipah
De acuerdo con los datos recabados, durante los brotes iniciales en Malasia, que también afectaron Singapur, la mayoría de las infecciones humanas se debieron al contacto directo con cerdos enfermos o sus secreciones contaminadas. Se cree que la transmisión se produjo a través de gotículas respiratorias o del contacto con secreciones nasofaríngeas o tejidos de cerdos enfermos. Mientras que en los brotes de Bangladesh e India, la fuente más probable de la infección fue el consumo de frutas o productos de frutas contaminados con orina o saliva de murciélagos infectados.
También se ha reportado una transmisión limitada de persona a persona entre familiares y cuidadores de pacientes infectados por el virus de Nipah. Durante brotes posteriores en Bangladesh y la India en 2001, el virus de Nipah se propagó directamente de persona a persona a través del contacto directo con secreciones y excreciones humanas, según reporta la OMS.
No existe vacuna para proteger a las personas o animales -todos los domésticos se pueden infectar incluidos gatos y perros-, por lo que se deben extremar precauciones como colocar barreras en los sitios de recolección para que los murciélagos no lleguen . Además de usar guantes y otra ropa de protección al manipular animales enfermos o sus tejidos, y durante su sacrificio.
Para reducir el contagio persona a persona se debe evitar el contacto físico sin protección con las personas infectadas por el virus de Nipah. Después de cuidar o visitar a personas enfermas hay que lavarse las manos.
Síntomas de la enfermedad
Como ocurre con la mayoría de los virus, la infección en humanos puede ser asintomática, pero a quienes les provoque síntomas, estos son variados, desde enfermedad respiratoria aguda (leve o grave) a encefalitis letal. Algunas personas también pueden sufrir neumonía atípica y problemas respiratorios graves, como disnea aguda. En casos graves aparecen encefalitis y convulsiones, que progresan al coma en 24 a 48 horas. Algunos síntomas son:
Fiebre
Cefaleas
Mialgias
Vómitos
Dolor de garganta
Mareos
Somnolencia
Alteración de la consciencia
Signos neurológicos que indican encefalitis aguda