En una votación altamente controvertida, el Parlamento griego aprobó una nueva ley laboral respaldada por el Gobierno conservador, que ha desencadenado un debate intenso en todo el país.
La medida, impulsada por el partido Nueva Democracia del primer ministro Kyriakos Mitsotakis, permitirá a las empresas imponer un sexto día laboral y modificar los horarios de los empleados para adaptarlos a las necesidades de producción.
La reforma laboral recibió el respaldo de 158 diputados de un total de 300 en el Parlamento griego, todos afiliados a Nueva Democracia, mientras que los partidos de la oposición, que abarcan desde la extrema derecha hasta la izquierda radical, votaron en contra.
El Ministro de Trabajo, Adonis Georgiadis, defendió la ley durante una intervención previa a la votación, asegurando que "ni elimina la jornada de ocho horas ni la semana laboral de cinco días".
El Gobierno argumenta que esta medida tiene como objetivo principal flexibilizar los horarios para reducir las horas extraordinarias no declaradas y proteger así los derechos de los trabajadores.
La reforma laboral también permite a los empleados tener voluntariamente un segundo empleo, limitado a un máximo de cinco horas diarias, además de su actividad principal de ocho horas al día. Además, establece que las empresas de varios sectores pueden imponer un sexto día laboral, por el cual los trabajadores recibirán un 40% adicional sobre su salario diario.
Sin embargo, los sindicatos y la oposición han expresado su preocupación, argumentando que la reforma podría llevar a la generalización de la semana laboral de seis días en la práctica, especialmente debido a la falta de inspecciones laborales efectivas.
La reforma también introduce contratos para "empleados de guardia", quienes trabajarán en horarios variables según las necesidades de sus empleadores, siempre y cuando sean notificados con al menos 24 horas de antelación.