La Comisión Europea ha dado luz verde al uso de tres variedades de maíz modificado genéticamente y ha renovado la autorización de una cuarta, aunque con una importante limitación: su empleo se restringe exclusivamente a la alimentación animal y a la producción de pienso animal.
La prohibición de su cultivo en la Unión Europea (UE) sigue vigente.
Estas variedades de maíz transgénico han pasado por un riguroso proceso de autorización que garantiza la máxima protección de la salud humana y animal, así como la preservación del medio ambiente.
La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha emitido una evaluación científica favorable, concluyendo que estos maíces modificados genéticamente son igual de seguros que sus contrapartes convencionales.
Esta decisión, crucial para la industria agrícola europea, recayó en manos de la Comisión después de que los Estados miembros no lograron llegar a un consenso en el Comité Permanente ni en el posterior Comité de Apelación.
Las autorizaciones concedidas tienen una duración de 10 años y cualquier producto derivado de estas variedades de maíz modificado genéticamente estará sujeto a estrictas regulaciones de etiquetado y trazabilidad de la UE, garantizando así la transparencia y seguridad en la cadena de suministro alimentario.