El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, rechazó un alto el fuego y volvió a prometer que aplastará la capacidad de Hamás.
Las fuerzas terrestres israelíes combatieron contra insurgentes de Hamás y atacaron complejos subterráneos en el norte de Gaza, de donde se estima que unos 800 mil palestinos han huido al sur, a pesar de los continuados ataques aéreos de Israel por todo el enclave.
Alentado por el primer rescate exitoso de un cautivo en manos de Hamás, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, rechazó los pedidos para un alto el fuego y volvió a prometer que aplastará la capacidad del grupo insurgente para gobernar Gaza o amenazar a Israel tras su sangrienta incursión del 7 de octubre, que desencadenó la guerra.
Más de la mitad de los 2.3 millones de habitantes de la Franja han huido de sus hogares y cientos de miles se refugian en las atestadas escuelas gestionadas por Naciones Unidas, convertidas ahora en albergues, o en hospitales junto a miles de pacientes heridos.
En los últimos días, los ataques israelíes han alcanzado las inmediaciones de varios centros sanitarios en el norte del enclave, lo que ha alarmado a los doctores.
Ofensiva israelí se centra en la franja de Gaza
La ofensiva terrestre israelí está centrada en el norte de la Franja, incluyendo la Ciudad de Gaza, que es el “centro gravitacional de Hamás”, explicó Jonathan Conricus, un vocero del ejército.
La agencia de la Organización de las Naciones Unidas para los refugiados palestinos (UNRWA, por sus siglas en inglés), afirma que casi 672 mil palestinos se refugian en sus escuelas y en otras instalaciones, que están al cuádruple de su capacidad.
Miles de personas entraron a sus almacenes durante el fin de semana para conseguir comida ante la escasez de suministros derivada del sitio israelí al enclave.
Gaza lleva semanas sin electricidad e Israel ha impedido la entrada del combustible necesario para alimentar los generadores de emergencia en hospitales y hogares.
El director de la UNRWA, Philippe Lazzarini, acusó a Israel de aplicar un “castigo colectivo” a los palestinos y de obligarlos a trasladarse al sur de la Franja, donde tampoco están a salvo.
La agencia, que ofrece servicios básicos a cientos de miles de personas, incluso en tiempos normales, dijo que 64 de sus trabajadores han fallecido desde el inicio de la guerra, incluyendo un hombre que murió el lunes en la noche junto a su esposa y sus ocho hijos.
El conflicto amenaza con propagarse a otros frentes. Israel y el grupo insurgente libanés Hezbollah han intercambiado disparos a diario a lo largo de la frontera, e Israel y Estados Unidos atacaron objetivos en Siria ligados a Irán, que respalda a Hamás, a Hezbollah y a otros grupos armados en la región.