La visita del presidente español, Pedro Sánchez, a Israel ha generado una creciente tensión diplomática con el gobierno de Benjamin Netanyahu.
El Ministerio de Exteriores israelí ha tomado represalias convocando al embajador de España como respuesta a las afirmaciones realizadas por Sánchez, a las que consideran "falsas".
En sus declaraciones, el mandatario socialista manifestó su preocupación por la matanza "indiscriminada" de civiles palestinos y expresó que era "inaceptable". Afirmó que Israel tiene derecho a defenderse, pero dentro de los límites que impone el derecho internacional humanitario.
Sánchez había expresado una opinión similar el día anterior en Jerusalén, donde condenó el ataque terrorista de Hamás y respaldó el derecho de Israel a defenderse, pero subrayó que no se justifica la muerte de civiles inocentes, incluyendo niños, en la Franja de Gaza.
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Las autoridades israelíes consideraron que las declaraciones de Sánchez brindaban apoyo al terrorismo, lo que generó una reprimenda diplomática.
El ministro español de Exteriores, José Manuel Albares, calificó las palabras de Sánchez como "totalmente falsas e inaceptables" y anunció que convocaría a la embajadora israelí en España para obtener una explicación sobre las acusaciones, que calificó como "especialmente graves".
Antes de la escalada diplomática, Netanyahu ya había criticado a Sánchez en un comunicado por no responsabilizar plenamente a Hamás por los crímenes contra la humanidad que había perpetrado, incluyendo ataques a civiles israelíes y el uso de palestinos como escudos humanos.