Los legisladores rusos establecieron el jueves el 17 de marzo de 2024 como la fecha para la celebración de las próximas elecciones presidenciales. Esta determinación coloca a Vladímir Putin un paso más cerca de lo que podría ser su quinto mandato como presidente del país.
El Consejo de la Federación, la cámara alta del parlamento ruso, votó por unanimidad a favor de aprobar el decreto que fija la fecha para estos comicios. La presidenta del Consejo de la Federación, Valentina Matviyenko, describió la decisión como el inicio oficial de la campaña electoral.
A pesar de que Putin, de 71 años, aún no ha anunciado oficialmente su intención de buscar la reelección, se espera que lo haga en los próximos días. Esto se debe a las reformas constitucionales que él mismo impulsó, las cuales le permitirían optar a dos mandatos adicionales de seis años una vez que su mandato actual expire el próximo año, lo que podría mantenerlo en el poder hasta 2036.
Con un control firme sobre el sistema político ruso y la ausencia de críticos destacados en la contienda electoral, Putin es considerado el favorito indiscutible. Los obstáculos para otros candidatos son considerables, ya que muchos están encarcelados o en el extranjero, y la mayoría de los medios independientes están prohibidos en el país.
La incógnita actual es quién podría desafiar a Putin en las urnas. El líder opositor encarcelado, Alexei Navalny, instó a sus seguidores a votar por cualquier candidato que no sea Putin, considerando estas elecciones como un referéndum sobre las acciones del presidente y la guerra.
Hasta el momento, dos personas han anunciado su intención de postularse: el exlegislador Boris Nadezhdin y Yekaterina Duntsova, periodista y abogada. Sin embargo, entrar en la boleta electoral podría ser una tarea difícil para ellos, a menos que sean respaldados por uno de los cinco partidos políticos representados en la Duma Estatal.
La Comisión Electoral Central rusa está considerando la posibilidad de habilitar las votaciones por internet en algunas regiones y extender la duración de las elecciones a tres días, una medida implementada durante la pandemia que ha generado controversia entre los observadores electorales independientes.