Tras el devastador terremoto de magnitud 7.6 que sacudió el oeste de Japón el 1 de enero, las autoridades locales han confirmado un preocupante balance de víctimas.
Hasta el momento, se lamenta la pérdida de 126 vidas y 211 personas aún permanecen desaparecidas, según el último informe emitido este sábado.
La prefectura de Ishikawa, la zona más afectada por el sismo, presenta cifras desgarradoras. Hasta la tarde de hoy, se han registrado 69 fallecidos en la ciudad de Wajima, 38 en Suzu, nueve en Anamizu, cinco en Nanao, además de dos en Noto, dos en Shika y una en Hakui.
Una de las pocas buenas noticias de las últimas horas ha sido el rescate de una mujer de unos 90 años de edad de entre los escombros de una casa destruida en la localidad de Suzu, en lo que se trata del primer salvamento de las últimas 24 horas. La mujer, hallada inconsciente, fue posteriormente estabilizada.
A cuatro días del desastre, alrededor de 14 localidades de la prefectura aún permanecen aisladas, incluyendo las cercanas a Wajima. Además, cerca de 30 mil evacuados de la región continúan esperando poder regresar a sus hogares.
En un esfuerzo por enfrentar esta crisis, la Policía japonesa ha incrementado su contingente de efectivos de 700 a 1,100, mientras que el Gobierno japonés ha desplegado 5,000 militares en las zonas afectadas, duplicando su presencia en la región.
El terremoto también desencadenó una inusual alerta de tsunami, aunque esta fue levantada en la mañana del martes. A pesar de ello, la región ha sido sacudida por cientos de réplicas, siendo la más reciente un terremoto de magnitud 5.3 registrado este sábado por la mañana, manteniendo a la población en estado de alerta.