En medio de la creciente ola de violencia y el aumento del narcotráfico en Ecuador, el presidente Daniel Noboa ha descartado la posibilidad de legalizar el consumo de drogas como medida para abordar la situación.
En declaraciones recientes, el mandatario afirmó que la principal misión del Gobierno es la lucha contra el terrorismo y el crimen organizado.
Noboa destacó la necesidad de reforzar el sistema de salud y los servicios sociales como parte integral de la estrategia para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.
Reconoció abiertamente la existencia de pandillas con una estructura armada y financiera, que generan miedo en la población y controlan las cárceles del país.
El presidente expresó su confianza en que se logrará la victoria sobre la violencia y el narcotráfico, y se restaurará la paz y la estabilidad en Ecuador.
Presidente de Ecuador, Daniel Noboa, visita televisora que fue atacada y tomada por criminales durante ola de violencia | Foto: Reuters
Subrayó la liberación de funcionarios carcelarios y la detención de líderes de grupos delictivos como acciones clave, mientras resaltaba la importancia del apoyo internacional en esta lucha.
En cuanto a la colaboración extranjera, Noboa señaló que, aunque la apertura de bases extranjeras es inconstitucional, es posible contar con la ayuda de países como Estados Unidos para obtener equipamiento y entrenamiento.
Enfatizó que el problema del narcotráfico es global y destacó la necesidad de la colaboración de los países destinatarios de las sustancias provenientes de Ecuador.
El presidente abordó la crisis en las cárceles, indicando la importancia de una presencia militar constante en estos centros. Destacó la necesidad de recuperar el control interno, subrayando la reciente reestructuración del Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Adultas Privadas de la Libertad y a Adolescentes Infractores.
Desde el pasado 8 de enero, Ecuador enfrenta una grave crisis de seguridad. A lo largo de los años, los grupos locales han fortalecido sus lazos con cárteles de México y Colombia, desafiando los esfuerzos de las fuerzas de seguridad ecuatorianas para contener su constante expansión.