Este jueves, el Gobierno de Javier Milei enfrenta un paro de 24 horas convocado por la Federación de Asociaciones de Trabajadores de la Sanidad Argentina (Fatsa), en medio de la creciente tensión por reclamos salariales en un contexto de elevada inflación. La medida de fuerza afecta principalmente a clínicas, sanatorios y hospitales privados del país.
Fatsa convocó el paro en busca de una "recomposición de los salarios", destacando la necesidad de una actualización salarial para el año 2023, que cerró con una inflación anual del 211.4%.
Los índices de inflación de enero, con un 20.6%, según Fatsa, han "pulverizado definitivamente el poder de compra de los salarios de toda la actividad".
Desde la asunción de Javier Milei el pasado 10 de diciembre, los paros y movilizaciones de diversos gremios y sectores han sido constantes.
Este paro en el sector de la Sanidad sucede un día después de la huelga de 24 horas de los conductores de trenes, también en busca de mejoras salariales, que afectó a más de un millón de personas, según el Gobierno.
Guillermo Francos, ministro del Interior, señaló que la naturaleza de estos paros evidencia una protesta generalizada contra la compleja situación económica que atraviesan los argentinos. El Gobierno de Milei sostiene que heredó una economía desquiciada de la gestión anterior.
El secretario general de Fatsa, Héctor Dáer, quien también lidera la CGT, ha sido blanco de las políticas del Gobierno al desregular las obras sociales para los usuarios y proponer una reforma laboral.
El sindicato de la Sanidad reconoce la crisis de financiamiento del sector pero se niega a tolerar que las empresas se financien a expensas de los bajos salarios de los trabajadores.
A pesar del paro, se garantiza una cobertura de guardias mínimas con enfoque prioritario en emergencias, para asegurar la atención en clínicas, sanatorios, hospitales particulares, instituciones mutuales, institutos médicos y otros centros médicos esenciales.