El Vaticano anunció el viernes un cambio significativo en las directrices para evaluar las apariciones y otros fenómenos considerados sobrenaturales.
Bajo las nuevas regulaciones, el proceso inicial ya no requerirá una declaración de "sobrenaturalidad", sino simplemente un "Nihil obstat" (no hay objeción) tras la revisión del obispo.
Sin embargo, tanto el Dicasterio para la Doctrina de la Fe como el papa mantienen la capacidad de intervenir y tomar decisiones finales en cualquier etapa del proceso, siendo el único el papa quien puede afirmar la "sobrenaturalidad" de un evento.
En un documento de aproximadamente 20 páginas, se subraya la importancia de procedimientos claros para gestionar las supuestas manifestaciones sobrenaturales, que en ocasiones han conducido a acciones gravemente inmorales o han sido utilizadas para dominar y abusar de personas.
Las directrices previas, establecidas por Pablo VI en 1978 y publicadas en 2011, exigían procedimientos prolongados, llegando a veces décadas después de los hechos, como indica el cardenal argentino Víctor Manuel Fernández, prefecto de la Doctrina de la Fe, en el texto aprobado por el papa Francisco.
Con el nuevo sistema, el obispo podrá emitir un "Nihil obstat" y otras cinco clasificaciones con distintos matices, pero será finalmente el Dicasterio o el papa quienes darán la aprobación sin necesidad de declarar la autenticidad del fenómeno. Esto abre la puerta a futuras intervenciones adaptadas a la evolución de la devoción.
Para determinar la aprobación de un fenómeno, se evaluará la presencia de signos divinos, la conformidad de mensajes y escritos con la fe y la moral, y la valoración de sus frutos espirituales, entre otros criterios.
Las conclusiones del obispo podrán variar desde el reconocimiento de signos positivos hasta la identificación de elementos problemáticos que requieren más análisis o incluso una prohibición.
El documento también destaca la necesidad de investigar a fondo a los supuestos videntes y testigos, evaluando su credibilidad, estabilidad psíquica y sinceridad, así como su disposición a colaborar con las autoridades eclesiásticas.
Se advierte contra aquellos que busquen beneficios personales o tengan trastornos que podrían influir en sus experiencias.
Las nuevas normas del Vaticano buscan agilizar y clarificar el proceso de evaluación de fenómenos sobrenaturales, manteniendo siempre la posibilidad de intervención final por parte de las autoridades eclesiásticas más altas.