Joaquín Guzmán López, hijo del narcotraficante mexicano Joaquín “El Chapo” Guzmán, se presentará por primera vez ante un tribunal estadounidense este martes, después de ser detenido la semana pasada en una operación donde entregó a las autoridades a un exsocio de su padre.
Acusado junto con tres de sus hermanos, conocidos como los “Chapitos”, Guzmán López enfrenta cargos de narcotráfico y lavado de dinero en Estados Unidos, vinculados a su liderazgo en el Cártel de Sinaloa tras la extradición de su padre en 2017.
“El Chapo” cumple cadena perpetua en una prisión de máxima seguridad en Colorado, condenado por asesinato y narcotráfico en 2019.
Guzmán López, de aproximadamente 30 años, comparecerá ante un tribunal federal en Chicago. Fue detenido el jueves por la noche cerca de El Paso, Texas, junto a Ismael “El Mayo” Zambada, cofundador del cártel de Sinaloa.
Según las autoridades, Guzmán López engañó a Zambada para que subiera a un avión en México, supuestamente para explorar propiedades inmobiliarias. En realidad, el avión los llevó a Estados Unidos, donde Guzmán López planeaba entregarse, pero Zambada no.
Zambada se declaró no culpable de los cargos de narcotráfico en el tribunal federal de El Paso. Su abogado, Frank Pérez, afirmó que Guzmán López secuestró a Zambada y lo llevó a Estados Unidos contra su voluntad. Jeffrey Lichtman, abogado de Guzmán López, se negó a comentar sobre la acusación de secuestro.
México ha iniciado una investigación sobre los eventos que llevaron a la detención. Uno de los hermanos de Guzmán López, Ovidio Guzmán, fue extraditado de México el año pasado y también se declaró no culpable de cargos de narcotráfico en Estados Unidos. Los otros dos hermanos, Iván y Alfredo Guzmán Salazar, permanecen en libertad.
Las autoridades estadounidenses aseguran que los “Chapitos” revitalizaron el imperio de la droga de su padre adoptando el fentanilo, un opioide sintético que ha agravado la epidemia de adicción en Estados Unidos.