En su audiencia general semanal en el Vaticano, el Papa Francisco condenó los esfuerzos sistemáticos por repeler a los migrantes y describió estas acciones como un pecado grave.
En una oración por los migrantes fallecidos en el mar o abandonados en el desierto, el Papa destacó que algunos desiertos se han convertido en cementerios para quienes buscan una vida mejor.
"También algunos desiertos, por desgracia, se convierten en cementerios de migrantes. A menudo, tampoco aquí se trata de muertes 'naturales'. No. A veces los llevan al desierto y los abandonan allí", señaló el Papa.
Aunque no mencionó países específicos, sus declaraciones parecen aludir a recientes crisis migratorias en Europa y México.
A mediados de 2023, decenas de migrantes subsaharianos fueron abandonados en una zona desértica en la frontera entre Libia y Túnez.
Además, una investigación reveló que decenas de miles de migrantes habían sido arrestados y abandonados en el desierto por autoridades en Marruecos, Túnez y Mauritania con el apoyo financiero de la Unión Europea.
El Papa, quien se ha manifestado como un firme defensor de los migrantes, afirmó que la solución al problema migratorio no reside en leyes más restrictivas ni en la militarización de las fronteras, sino en la ampliación de vías seguras y legales para el ingreso de migrantes.
Según la Organización Internacional para las Migraciones, más de 3 mil migrantes fueron reportados como desaparecidos en 2023 tras intentar cruzar el Mediterráneo.