La ministra de Finanzas de Canadá, Chrystia Freeland, anunció su renuncia al gabinete este lunes, sorprendiendo al país en un momento de creciente tensión política y un desplome en la popularidad del primer ministro Justin Trudeau.
Freeland, quien también fue viceprimera ministra, explicó en su carta de renuncia que, tras una conversación con Trudeau, él le ofreció un nuevo cargo en el gabinete, pero ella consideró que el "único camino honesto y viable" era dejar el gobierno.
Freeland detalló que durante las últimas semanas, tanto ella como Trudeau habían tenido desacuerdos sobre cómo enfrentar los desafíos económicos de Canadá.
En particular, ambos estuvieron en desacuerdo sobre una reciente propuesta fiscal que incluía una vacaciones de impuestos de dos meses y la entrega de cheques de 250 dólares canadienses a los ciudadanos.
Freeland subrayó la importancia de mantener la estabilidad fiscal, especialmente ante la amenaza de aranceles de hasta un 25% por parte del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump.
“Nuestro país enfrenta un serio desafío”, afirmó Freeland en la carta. “Eso significa mantener nuestra pólvora fiscal seca hoy, para que tengamos las reservas que podríamos necesitar para una próxima guerra arancelaria”, señaló, destacando la necesidad de evitar "trucos políticos costosos" que el país "no puede permitirse".
La renuncia de Freeland genera incertidumbre sobre el futuro político de Trudeau, quien había sido considerado líder del Partido Liberal durante su tiempo en el poder, pero ahora enfrenta crecientes críticas por el aumento del costo de vida y otros temas.
En ese contexto, la ministra de Transporte, Anita Anand, expresó su sorpresa por la noticia, señalando que necesitaba tiempo para procesarla antes de hacer declaraciones adicionales.
Por su parte, el profesor Nelson Wiseman de la Universidad de Toronto calificó la renuncia de Freeland como una “bomba política”, recordando que, hasta hace poco, Freeland era vista como la posible sucesora de Trudeau.
Además, mencionó que los recientes rumores sobre sus problemas de comunicación contribuyeron a que su estatus dentro del gabinete fuera cuestionado.
La salida de Freeland también llega en un momento clave, cuando Trudeau intenta reclutar a Mark Carney, exgobernador del Banco de Inglaterra y del Banco de Canadá, para unirse a su gobierno. Carney, quien ha expresado interés en la política, aún no ha confirmado su participación en el gabinete de Trudeau.
La situación política en Canadá se complica aún más debido a que los liberales no tienen una mayoría absoluta en el Parlamento, lo que significa que dependerán del apoyo de otros partidos para aprobar leyes y evitar la convocatoria anticipada de elecciones federales, previstas para antes de octubre.