El presidente de EE.UU., Donald Trump, enfrenta creciente descontento por sus decisiones económicas, en particular por la implementación de un arancel mínimo del 10% sobre una amplia gama de productos importados. Este arancel entró en vigor este sábado y ha causado tensión en el comercio global.
Trump defendió sus políticas, afirmando que están trayendo empleos y empresas de vuelta a EE.UU. y que la “revolución económica” que lidera traerá resultados históricos. Sin embargo, las críticas no se hicieron esperar, especialmente tras su actitud relajada, visto jugando golf en su Trump National Golf Club mientras las protestas crecían.
El nuevo arancel afecta a unos 80 países, incluyendo a aliados tradicionales como Australia, Reino Unido y Brasil. La medida también tendrá repercusiones en la economía mundial, y se espera que el conflicto comercial con países como China, la Unión Europea y Vietnam se intensifique.
Mientras tanto, el magnate Elon Musk expresó su esperanza de que EE.UU. y Europa puedan formar una zona de libre comercio para mitigar los efectos de la guerra comercial. Algunos líderes mundiales, como los presidentes de Francia y Reino Unido, coinciden en que una guerra comercial no beneficia a nadie y están buscando maneras de evitar mayores consecuencias económicas.
A pesar de las exenciones temporales para ciertos productos, como medicamentos y semiconductores, la administración de Trump no descarta imponer nuevos aranceles más altos en el futuro, lo que podría afectar aún más las relaciones comerciales internacionales.