Hollande, que prevé hablar por teléfono con el presidente Barack Obama, califica de “hechos inaceptables” esas prácticas en un comunicado hecho público este miércoles tras una reunión de urgencia con su Consejo de Defensa. Mientras, el ministro de Exteriores, Laurent Fabius, ha citado a la embajadora estadounidense en París, Jane D. Hartley, para pedir explicaciones.
La embajadora norteamericana en Francia, Jane Hartley./AFP
El Elíseo recuerda en su nota que, tras las primeras informaciones similares publicadas en 2013, Hollande ya analizó este tipo de actuaciones de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) en Washington durante una visita oficial en febrero de 2014. “Las autoridades americanas adoptaron unos compromisos y deben ser recordados y estrictamente respetados”, señala el comunicado. Durante esa visita, Hollande declaró superados los problemas creados tras conocerse los primeros datos de espionaje estadounidense a franceses.
El palacio presidencial agrega que Francia ya ha reforzado “su dispositivo de control y protección” y que “no tolerará nunca ninguna artimaña que ponga en entredicho su seguridad y la protección de sus intereses”. El coordinador de los servicios secretos franceses, Didier Le Bret, viajará en breve a Washington para analizar lo ocurrido, según ha informado el portavoz del Gobierno francés y ministro de Agricultura, Stéphan Le Foll.
Hollande había convocado para este miércoles al Consejo de Seguridad nada más conocerse la noche del martes los nuevos detalles sobre el espionaje de Estados Unidos a sus presidentes, colaboradores, ministros y embajadores. Al Consejo han acudido el primer ministro, los titulares de Defensa, Economía, Finanzas, Exteriores e Interior, altos jefes militares y responsables de los servicios de información.
El actual primer ministro, Manuel Valls, ha condenado ante la Asamblea Nacional este "espionaje sistemático", estas "prácticas anormales" que han provocado "la indignación de Francia y de los franceses", su "emoción y cólera". Valls ha insistido en que Francia es "un aliado leal" que no realiza ese tipo de espionaje, por lo que Hollande exigirá a Obama un "respeto recíproco" a la soberanía de cada país. También se ha mostrado partidario de "un código de buena conducta" entre aliados.
Entre los teléfonos espiados figuran móviles del jefe del Estado y números del centro de comunicaciones del Ejecutivo
Wikileaks ha entregado listados de los dirigentes franceses espiados al periódico digital Mediapart y el diario Liberation, así como contenidos de sus conversaciones. Se trata de al menos cinco informes de la NSA bajo el epígrafe "Global SIGINT Highlights" y clasificados como "Top Secret". En las notas de los espías, se cuenta, por ejemplo, cómo maniobraba en 2006 el entonces presidente Jacques Chirac para colocar a alguien como subsecretario general adjunto en la ONU. Y que el ministro de Exteriores de la época, Philippe Douste-Blazy, solía hacer declaraciones "inexactas e inoportunas".
En 2008, señala otro infome, el entonces presidente Nicolas Sarkozy, se sentía "el único hombre capaz de resolver la crisis financiera" mundial y, dos años más tarde, se quejaba de las dificultades para que París y Washington pactaran una mejor colaboración en el espionaje. Su embajador en Estados Unidos, Pierre Vimont, y su consejero diplomático Jean-David Levitte lo achacaban "al deseo de Estados Unidos de seguir espiando a Francia".
El informe divulgado con fecha más reciente es de mayo de 2012, justo después de la investidura de Hollande. La NSA cuenta que el presidente francés está muy preocupado por Grecia y su posible salida del euro, y que organiza reuniones "secretas" con los socialdemócratas alemanes. Ni él ni su primer ministro de la época, Jean-Marc Ayrault, desean que se sepan para no enfadar a la canciller Angela Merkel y para que no se agrave aún más la crisis con Atenas.
Más preocupante que el contenido de las notas es el listado de teléfonos que controlaba la NSA. Están incluidos móviles del jefe del Elíseo, de sus asesores o del secretario general del palacio. También figuran los números de los secretarios de Estado de Comercio o de Asuntos Europeos, del portavoz de Exteriores y hasta de la antena en el Elíseo del Centro de Transmisiones del Gobierno. Este organismo, que depende de la Secretaría General de Defensa y Seguridad, se ocupa de proteger las comunicaciones entre los miembros del Gobierno, de asegurar los enlaces por el teléfono rojo.
"No estamos controlando ni controlaremos las comunicaciones del presidente Hollande", ha declarado el portavoz del Consejo de Seguridad de EE UU, sin aclarar si se hizo en el pasado. El fundador de Wikileaks, Julian Assange, refugiado en la embajada de Ecuador en Londres para evitar su extradición a Suecia, ha asegurado en la nota difundida por su organización la noche del martes que "el pueblo francés tiene derecho a saber que su Gobierno es objeto de una vigilancia hostil por parte de un supuesto aliado".
Todo el arco parlamentario protesta contra el espionaje el mismo día que el Parlamento vota la polémica ley de servicios secretos
Las escuchas estadounidenses se centralizaban en la última planta de la embajada de EE UU en París, según cuenta Liberation. Era ahí donde estaba instalada la unidad denominada Special Collection Service (SCS). En las proximidades del edificio, situado en la plaza de la Concordia, se encuentran El Elíseo y los ministerios de Interior y Exteriores, así como la Asamblea Nacional o la sede del Partido Socialista.
Las nuevas revelaciones han originado una oleada de protestas desde todos los ámbitos políticos.
También este miércoles, Hollande ha recibido a una representación de los grupos parlamentarios.
A su término, varios de los asistentes anunciaron la decisión del mandatario francés de contactar por teléfono con Obama.
El Partido Socialista francés se ha mostrado “consternado” por el espionaje “sistemático” de EE UU a Francia y a otros aliados. “¿Cómo un país que sitúa por encima de todo las libertades puede a continuación pisotearlas?” Para el partido gubernamental, las escuchas demuestran “una asombrosa paranoia de Estado”. Para la líder del ultraderechista Frente Nacional, Marine Le Pen, el espionaje indica que EE UU “no es un país amigo”.
Las reacciones de protesta también han surgido entre los dirigentes espiados. Pierre Lellouche, exsecretario de Estado de Comercio que figura en el listado, ha dicho que el de EE UU es "un comportamiento indigno y lamentable entre naciones democráticas" y que resulta "insoportable" que se haya espiado a tres presidentes. "Francia es un gran país que debe ser respetado", ha añadido.
Se da la circunstancia de que precisamente este miércoles la Asamblea Nacional francesa debate y vota en segunda lectura la controvertida ley sobre los servicios secretos, que autoriza la masiva recogida de datos de ciudadanos sin control judicial. Por una enmienda de última hora, los agentes franceses podrán espiar a extranjeros de visita en Francia solo con el permiso del primer ministro. El Gobierno ha anunciado que prevé eliminar esa cláusula porque la considera insconstitucional. | elPaís