Trump se convirtió así en el presidente número 45 y el de mayor edad en la historia de los Estados Unidos y sorprendió a los analistas políticos que vaticinaban una derrota amplia contra su rival demócrata, Hillary Clinton.
Una horas antes del final, y mientras los números no le favorecía, Hillary lanzó un tuit donde decía que “pase lo que pase esta noche, gracias por todo”.
A sus 70 años de edad, este empresario inmobiliario, casado con una mujer 24 años más joven (su tercer matrimonio), hipersensible a la crítica y más que consciente de su imagen pública y personal, es el hombre más rico que haya buscado una candidatura presidencial.
Trump llegó con un discurso agresivo sobre la inmigración y en especial contra los mexicanos ilegales; prometió construir un muro en la frontera entre ambos países y crear una estricta política migratoria.
Adoptó un mensaje populista, el cual criticaba los acuerdos comerciales que, afirma, perjudicaron la mano de obra estadounidense y que le sirvió para atraer a los blancos de clase trabajadora.
Sus propuestas le ayudaron a ganar terreno en estados tradicionalmente demócratas; la mayoría de las encuestas le daban ventaja en estados como Michigan, Ohio y Iowa.
Trump se jactó de financiarse su operación de campaña y aunque eso no fue del todo cierto, finalmente y a regañadientes tuvo que aceptar la recaudación de fondos.
Las revelaciones de su comportamiento con las mujeres fueron refutadas y aunque sus porcentajes en la preferencias bajaron, no fueron lo suficientemente sólidos para derrotarlo en el famoso "súper martes" de elecciones en la nación, hasta ahora, más poderosa del mundo.