La “Operación Padrino”, como bautizó la DEA (la agencia antidrogas estadounidense, por sus siglas en inglés) a la investigación contra Salvador Cienfuegos, exsecretario de la Defensa Nacional, tumbó la presunta red de narcotráfico del general retirado.
Los agentes de la DEA supieron de “El Padrino” gracias a la intervención de llamadas de miembros del Cártel H-2, una escisión del Cártel de los Beltrán Leyva en Nayarit.
En las escuchas telefónicas, los agentes oyeron conversaciones sobre una “figura poderosa y sombría” conocida como “El Padrino”.
Después de meses, los investigadores tenían la sospecha de que esta figura central en el narcotráfico era un alto funcionario del Ejército mexicano.
“De repente, una de las personas vigiladas les dijo a sus compañeros del Cártel que ‘El Padrino’ estaba en la televisión en ese mismo momento. Los agentes revisaron rápidamente para ver quién era, y encontraron que era el secretario de Defensa mexicano, el general Salvador Cienfuegos, según cuatro funcionarios estadounidenses involucrados en la investigación”.
Según las autoridades, en ese momento finalmente confirmaron que el personaje misterioso era en realidad el mando encargado de la guerra de México contra el crimen organizado.