La vacunación contra COVID-19 avanza entre la población adulta de México desde hace varios meses y eso a muchos genuinamente nos hizo creer que con eso la pandemia y el número de defunciones disminuiría considerablemente, pues se está inmunizado a la población que tiene mayor riesgo de morir por complicaciones de la enfermedad.
Si bien la mayoría pensó que la población joven tendría menor riesgo ante el virus, la tercera ola de coronavirus ha venido a demostrarnos lo contrario. Y es que en las últimas semanas los menores de 30 años se han convertido en el nuevo grupo vulnerable ante el COVID-19. No sólo en contagios, también en decesos.
Lo más triste del caso es que incluso los niños, el sector poblacional menos vulnerable, también ha comenzado a verse afectados. Tan sólo basta con ver lo sucedido en Sinaloa, uno de los estados que ha tenido un rebrote importante en la pandemia y en donde tres menores ya perdieron la vida por la emergencia sanitaria.
La Secretaría de Salud de dicho estado dio a conocer 20 nuevos decesos provocados por el COVID-19. Tres de ellos corresponden a menores de edad que tenían 14, 10 y 1 año respectivamente, mismos que se encontraban internados en el IMSS de Los Mochis, así como en el IMSS de la ciudad de Culiacán, en Sinaloa.
La situación del COVID-19 en Sinaloa ha sido crítica en los últimos días, pues dicho estado anunció que a partir de este lunes 19 de julio regresará al semáforo rojo de coronavirus debido al aumento de contagios y hospitalizaciones por dicha enfermedad. Algo que seguramente veremos en otras entidades en las próximas semanas.
Y es que aunque muchos estamos optimistas gracias a la jornada de vacunación, la variante Delta del coronavirus gana cada vez más terreno. En la CDMX, por ejemplo, el 60% de los contagios actuales han sido provocados por dicha cepa de COVID-19, la cual ha puesto a las autoridades sanitarias a esperar lo peor en esta tercera ola.