El 30 de septiembre de 2018, el hijo del activista José Nicanor Araiza Dávila desapareció en Zacatecas. A partir de ese momento, su lucha por encontrarlo comenzó en todos los rincones del país.

Tres años después, José Nicanor Araiza Hernández, continuaba desaparecido, pero las esperanzas de su padre se mantenían intactas a pesar de las pocas esperanzas que una sociedad rodeada de violencia, como la mexicana, le otorgó durante todo el tiempo que siguió su rastro.

Llegó el mes de julio de 2021 y una terrible noticia se dio a conocer en Zacatecas: el 22 de julio, el activista fue sustraído de su domicilio, ubicado en el municipio de Villa de Cos, por varios sujetos armados y desde esa fecha sus familiares lo reportaron como desaparecido.

Los días pasaron y nada se sabía de Araiza Dávila. Este hecho fue condenado por el Consejo Ciudadano del Mecanismo Estatal de Búsqueda, integrado por líderes de colectivos y defensores de derechos humanos, que exigió a las autoridades la búsqueda del activista.

Sin embargo, el pasado 27 de julio, cinco días después de su “levantamiento”, José Nicanor, de 51 años, fue localizado sin vida en un camino que conduce a la localidad de El Durazno, en el municipio de Concepción del Oro, indicó la Fiscalía General de la entidad.

Ese mismo día, la Comisión Estatal de Búsqueda, junto con soldados y guardias nacionales habían realizado pegaron volantes y entrevistaron a los pobladores de cinco localidades en el municipio de Villa de Cos.

Hasta el momento, no se ha otorgado más información al respecto de este delito, pero se espera que las investigaciones posteriores otorguen el motivo de su asesinato, el cual podría estar relacionado con su activismo de búsqueda en Zacatecas.

Con la muerte de Araiza Dávila se eleva a 69 el número de activistas defensores de derechos humanos y ambientales que han sido asesinados desde que Andrés Manuel López Obrador asumió la presidencia en diciembre de 2018.

El más reciente homicidio fue el de Aranza Ramos, quien tenía un año buscando a su esposo desaparecido. Ramos, de 28 años, fue raptada el 15 de julio y horas después su cuerpo baleado fue abandonado a sólo unos metros de su domicilio en la comunidad de Ortiz, en Guaymas.

De acuerdo con los informes, los hechos ocurrieron alrededor de las 11:00 pm luego de que hombres armados entraron a su vivienda y se la llevaron por la fuerza. De acuerdo con el diario Tribuna, después de que se reportara el ataque llegaron los paramédicos de la Cruz Roja, sin embargo la integrante de las Madres Buscadoras de Sonora ya no contaba con signos vitales.

Tan sólo dos meses antes, en mayo, Javier Barajas Piña, otro buscador de desaparecidos que intentaba encontrar a su hermana Lupita, fue acribillado en Guanajuato, el estado más violento del país.

Dicha ejecución se dio alrededor de las 23:30 horas sobre la calle Abasolo, entre las calles Guillermo Prieto y Altamirano, ubicadas en Salvatierra. Trascendió que el hombre adscrito al área de búsqueda de campo habría recibido alrededor de 15 impactos por hombres armados.

De acuerdo con información de medios locales, vecinos del centro realizaron llamadas al 911 para reportar una serie de disparos, por lo que autoridades acudieron al lugar citado y encontraron el cuerpo del también abogado de 27 años.

Héctor Diaz Ezquerra, titular de la Comisión Estatal de Búsqueda, recordó a Javier como una persona comprometida con las causas desde que ingresó al organismo en Noviembre pasado.

“El venía de ser víctima, precisamente por lo de su hermana y pues se sumó con nosotros, la verdad siempre estuvo dispuesto a trabajar y apoyar”, declaró Diaz Ezquerra.