El titular de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), Luis Cresencio Sandoval, aseguró que la marihuana perdió importancia para las organizaciones delictivas, debido a una migración a la producción de drogas sintéticas, mientras la cocaína se convirtió en la principal droga de origen natural que se mueve en México.
En conferencia mañanera encabezada por el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) desde Palacio Nacional, Luis Cresencio Sandoval informó que la cocaína que se mueve en México procede de Sudamérica y Centroamérica.
Señaló que los factores que influyeron en que bajara la producción de la marihuana en México fue su legalización en 44 entidades de Estados Unidos y Canadá.
“Lo que antes se producía aquí, ahora se produce en esos países y el mercado está en eso países, entonces, dejó de ser un enervante que ya llame a la importancia de las organizaciones criminales”, dijo.
El secretario de la Defensa Nacional informó que las drogas sintéticas como el fentanilo, anfetaminas, metanfetaminas y LSD, entre otros, requieren de precursores para poder elaborarse y estos provienen desde Asia y llegan vía marítima por los puertos de Lázaro Cárdenas, Mazatlán y Manzanillo.
Luis Cresencio Sandoval presentó un comparativo entre drogas tradicionales y drogas sintéticas aseguradas por las Fuerzas Armadas.
De ellas el 39.6% del total de asegurado son drogas tradicionales mientras que las sintéticas son el 60.4% del total asegurado.
El Gobierno de AMLO ha decomisado drogas por un valor equivalente a 126.542 millones de pesos y en su mayor parte son narcóticos sintéticos, como fentanilo y metanfetamina, informó este jueves el Ejército.
Desde diciembre de 2018, las Fuerzas Armadas han asegurado 50.090 millones de pesos en drogas tradicionales, como marihuana, heroína y cocaína, las drogas sintéticas han representado 76.452 millones de pesos.
En lo que va del actual Gobierno, los militares han asegurado 127 laboratorios de fármacos sintéticos, donde se producía un equivalente a casi 25 millones de dosis por 7.036 millones de pesos (354,1 millones de dólares).
Estos laboratorios se concentran en estados del Pacífico y el centro que han padecido recientes olas de violencia, como Sinaloa, Michoacán, Jalisco, Guerrero, Guanajuato y Colima.