El 20 de febrero de 1943, en el estado de Michoacán, México, nació el Paricutín (en lengua purépecha Parhíkutini ‘lugar al otro lado’). La ubicación exacta de este volcán es el municipio de Parangaricutiro, Michoacán, donde a las 16:30 horas de la fecha señalada el volcán comenzó a emerger del suelo. Ya desde 1941, daba muestras de vida cuando se registró un terremoto en el estado.
El edificio volcánico alcanzó los 30 metros durante el primer día de su surgimiento al mundo. Tres días después su tamaño se duplicó. Un año después, el Paricutín ya se había levantado hasta los 336 metros para finalmente llegar a los 424, su altura actual.
En un inicio, el volcán recién nacido no ocasionó muchos daños, pues se encontraba en un campo de maíz, sin embargo, cuando hizo erupción pueblos y zonas aledañas, como Paricutín y San Juan Parangaricutiro quedaron sepultados, causando muchos daños a la agricultura en la zona debido a las cenizas y la arena que arrojaba el volcán.
Las erupciones, rocas y lava no dejarían de transformar el paisaje local durante los siguientes años.
Fue la primera ocasión que la humanidad vio el nacimiento de un volcán. Tres días después del suceso, la UNAM envió a un geólogo y a un topógrafo, mediante el Instituto de Geología, al lugar de los hechos. Posteriormente, estableció un Observatorio Vulcanológico.
El Paricutín estuvo activo durante nueve años. Geólogos señalan que en su momento de mayor actividad, su cráter llegó a expulsar 2 mil 440 toneladas de lava, piedras y ceniza por minuto.
Un volcán digno de estudio en el presente
Actualmente, el Instituto de Geofísica de esta Universidad realiza investigación sobre volcanes, prestando atención en los monogenéticos.
El Paricutín es un volcán monogenético, es decir, que nace una sola vez y tiene una corta erupción, la cual puede durar desde meses hasta varios años.
En la actualidad, el Paricutín está inactivo. Es uno de los volcanes a nivel mundial que no tiene cámara magmática y por ello se considera extinto. Pertenece a una zona del país ubicada entre Michoacán y Guanajuato donde hay más de mil 100 volcanes, señaló el director del IGEF, de la UNAM, José Luis Macías Vázquez.
Símbolo artístico
El Paricutín es un símbolo no solo de la vulcanología del país y otros lados del planeta, sino también del arte mexicano. El pintor Gerardo Murillo, mejor conocido como Dr. Atl, plasmó su propia visión del volcán en su obra artística.
Dedicó dos años a estudiar con gran detalle el surgimiento del volcán. Producto de ello nació Cómo nace y crece un volcán, una serie de cuadros y cuantiosos dibujos sobre el Paricutín. Estas obras no solo se limitaban a ser ilustraciones científicas, sino que plasmaban la sensibilidad y belleza del paisaje.
Por sus características, historia e importancia, el Paricutín es un símbolo de México. En sus 80 años de vida se preparan una serie de eventos para rendir homenaje a uno de los volcanes más peculiares del mundo.