La carta de AMLO ante los compromisos asumidos para la transición energética enfrenta debilidades estructurales en almacenamiento y transporte.
La presentación del "Plan Sonora de Energías Sostenibles", realizada en febrero pasado, es la estampita que lleva López Obrador como muestra de fe que México se encamina hacia una transición energética que privilegia las energías renovables sobre las fósiles. Es el compromiso que asumió el país frente a los reclamos del encargado del gobierno de Joe Biden para lidiar con el cambio climático, el ex secretario de Estado, John Kerry, según lo acordado en la COP 27 que tuvo lugar en Egipto.
Marcelo Ebrard precisó que el plan requerirá una inversión de aproximadamente 48 mil millones de dólares para varios proyectos como la "extracción de litio, producción de baterías de litio, creación de autopartes para vehículos eléctricos, entre otros", según describió.
Sin embargo, por ahora lo único concreto es la construcción del parque fotovoltaico que aspira a ser el más grande del continente con 2000 hectáreas de paneles solares en el desierto de Puerto Peñasco.
A la fecha se han invertido 840 millones de dólares, poco más de la mitad del presupuesto total estimado en 1.600 millones de dólares. La planta es propiedad de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y del Estado de Sonora, que gobierna el morenista Alfonso Durazo.
De los compromisos asumidos por México para lidiar con el Cambio Climático, por ahora lo único concreto es la construcción del parque fotovoltaico de Sonora, que a la fecha lleva invertido 840 millones de dólares, poco más de la mitad del presupuesto total estimado en 1.600 millones de dólares.
Según Juan Antonio Fernández director corporativo de planeación estratégica de la CFE el parque estará funcionando al 100% de su capacidad recién en junio de 2024. Y desde el gobierno destacan que cuando la planta esté totalmente terminada, contará con una capacidad de generación de 1,000 megawatts (MW).
Lo que pasa es que aún así el volumen de generación resulta insuficiente. Porque la capacidad de generación eléctrica asequible y no contaminante que necesita México para cumplir con sus metas de mitigación climática es de alrededor de 40 gigavatios al 2030, o sea cuarenta veces más que lo que genera el parque fotovoltaico de Puerto Peñasco.
A esto se suma la falta de infraestructura para el almacenamiento y distribución de energías limpias "La realidad nos dice que aún después de la construcción de varios parques solares como el de Puerto Peñasco, habría una gigantesca brecha que cerrar para alcanzar el nivel de capacidad y generación con energías renovables que requiere nuestro país para cumplir con nuestras nuevas metas de mitigación climática", afirmaron desde el Instituto Climático de México (ICM).
Es por eso que desde esta organización advierten sobre la urgencia de invertir en líneas de transmisión para que la electricidad generada con fuentes limpias pueda abastecer a los hogares y a los sectores productivos del país. "Se deben construir las líneas de transmisión que fortalezcan el corredor del noroeste (Baja California, Sonora, Sinaloa) y la que pueda desahogar la generación renovable del estado de Oaxaca, entre otras"
Respecto a la necesidad de realizar las obras de conexión al sistema eléctrico nacional con un criterio regional distributivo vale de ejemplo Sonora, que al concentrar alrededor del 20% de toda la fotovoltaica del país, produce más de lo que consume y más también de lo que se es capaz de transportar a otras regiones. A su vez esta combinación deprime los precios en el mercado eléctrico del distrito con su consecuentes asimetrías.
El proyecto Sonora choca contra limitantes estructurales de la matriz energética de México, expresadas en la dificultad de almacenamiento así como la falta de infraestructura de transporte. Esto confirma que la transición energética llevará décadas.
Por otra parte, el proyecto Sonora para la transición energética choca contra limitantes estructurales, que se desprenden tanto de las características propias de las renovables así como de la matriz energética de México.
Sobre las dificultades de las renovables, la dificultad de almacenamiento así como la falta de infraestructura necesaria los inversores comienzan a darse cuenta de que la transición energética llevará décadas.
"La cuestión de cómo avanzamos mejor hacia un sistema de energía con menos carbono se está replanteando", dijo Mike Wirth, director ejecutivo de Chevron, en la reciente edición de la CERAWeek el evento energético más importante a nivel mundial que se realiza anualmente en Houston. "Tenemos que tener mucho cuidado de no apagar el sistema A prematuramente y depender de un sistema B que aún no existe y no ha sido probado", advirtió el ejecutivo de Chevron.
En el mismo sentido se expresó Haitham Al Ghais, secretario general de la OPEP. "La inversión en petróleo y gas debe aumentar significativamente si el mundo quiere evitar caminar sonámbulo hacia una crisis de suministro", señaló.
El último punto que evidencia la debilidad del Plan Sonora como la hoja de ruta hacia la transición energética tiene que ver con la matriz energética de México, donde el problema mayor tiene que ver con el gas.
El 70% de la generación de energía eléctrica en el país se explica por la utilización de gas en centrales térmicas de ciclo combinado. Y Pemex importa, principalmente de EU, alrededor de 60 por ciento del gas que se consume en México.
Según explican desde el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO): "La mayor oferta de gas natural proveniente de EU fue responsable del uso creciente de centrales de ciclo combinado, que actualmente producen aproximadamente el 60% de la energía eléctrica de México". Esto quiere decir que como Texas se consolidó como el mercado más competitivo del mundo en este insumo, las importaciones de gas natural se han incrementado de forma sostenida. De hecho a partir del 2016, las importaciones de gas natural superaron a la producción local del combustible, según datos del IMCO.
Es por eso que los especialistas apelan a esta relación comercial de mutua dependencia entre México y Estados Unidos respecto al gas como una prueba de los irrisorio que resulta concluir que será posible eliminar la quema de combustibles fósiles en las próximas décadas.