Luego de una una revisión realizada el jueves en el rancho Izaguirre, en Teuchitlán, Jalisco, la Fiscalía estatal informó que no se encontraron estructuras que funcionaran como hornos, pero reconoció que se hallaron huesos calcinados.
Las autoridades explicaron que los indicios encontrados sugieren que hubo exposición térmica de los cuerpos, pero sin el uso de hornos.
“Los indicios —particularmente los restos óseos— apuntan a que sí hubo calcinación [el término técnico que utilizan en la investigación es exposición térmica], pero no dentro de estructuras con función de hornos”, precisó la dependencia.
Una hipótesis dentro de la investigación plantea que los cuerpos pudieron haber sido quemados en hoyos cavados en la tierra, donde se colocaba leña antes y después de la incineración.
No obstante, en los agujeros detectados, aunque se encontraron huesos calcinados y restos de madera quemada, no hay evidencia de que el fuego haya alcanzado temperaturas lo suficientemente altas como para incinerar completamente un cuerpo.
Durante la revisión del predio, la Fiscalía confirmó la existencia de habitaciones, baños, cocina, bodegas, un área de adiestramiento táctico y otra de acondicionamiento físico.
Además, informó que se están utilizando drones multiespectrales y térmicos, así como herramientas geofísicas como georradar, análisis electromagnético y estudios de resistividad eléctrica para analizar el terreno.
En cuanto a las declaraciones de Ceci Flores, líder de las Madres Buscadoras de Sonora, quien aseguró que su colectivo había reportado el hallazgo de hornos activos en diciembre de 2024, la Fiscalía negó haber recibido dicha información.
La dependencia afirmó que solo actuó cuando el colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco notificó sobre hallazgos en el rancho, el cual, se suponía, estaba asegurado.