Más de 5 mil ejidatarios y campesinos pertenecientes a la Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas (UNTA) se movilizan desde este lunes 7 de abril en la Ciudad de México como parte de la Jornada Nacional de Lucha Campesina, que se llevará a cabo hasta el 10 de abril.
El motivo principal de las protestas es la falta de atención y diálogo por parte del gobierno federal hacia el Movimiento Campesino y otras organizaciones sociales.
De acuerdo con Álvaro López Ríos, dirigente nacional de la UNTA, están contempladas cuatro marchas simultáneas que partieron desde:
● Cuernavaca, Morelos.
● Toluca, Estado de México.
● Caseta de San Marcos, entrada Puebla – CDMX.
● Caseta de Tepotzotlán, entrada a Querétaro – CDMX.
Los contingentes provienen de distintos estados del país, entre ellos Tabasco, Guerrero, Estado de México, Puebla, Chihuahua, Sonora, Sinaloa, Veracruz, Guanajuato, Oaxaca y Chiapas.
Durante los cuatro días de protesta, los campesinos instalarán campamentos frente a distintas dependencias del gobierno en la Ciudad de México. Entre sus demandas destacan el acceso al agua, servicios de salud, seguridad en las comunidades rurales y programas efectivos de apoyo a la productividad agrícola.
López Ríos denunció que, tras la desaparición de la Financiera Nacional de Desarrollo, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) enfrenta un vacío operativo y presupuestal.
Según señaló, esta dependencia sufrió un recorte del 71.7% en su presupuesto, equivalente a 26.1 mil millones de pesos, lo cual ha afectado seriamente los programas de fertilizantes, precios de garantía y Producción para el Bienestar.
Además, advirtió sobre una posible crisis alimentaria agravada por la sequía que ya amenaza las cosechas de trigo y maíz.
La movilización campesina exige el respeto a los derechos fundamentales del sector rural en temas de alimentación, empleo, salud, educación y seguridad. Según el dirigente de la UNTA, el actual gobierno ha excluido a las organizaciones independientes, priorizando sólo a sus aliados políticos, lo que ha profundizado la pobreza y el abandono en el campo mexicano.
“Es demostración de reclamo ante el estrepitoso fracaso de la política Agropecuaria de la 4T. (...) Es un acto de rebeldía y desobediencia ante el gobierno que nos excluye y niega nuestros derechos y sólo atienden a sus seguidores. Es un acto para visibilizar a los de abajo, que son engañados y manipulados con aspirinas, mientras los ricos son más ricos. Es un grito de alerta para mostrar el abandono y la miseria que padecemos en el Sector Rural”, señaló el dirigente de la UNTA.