Marco Antonio Suástegui Muñoz, reconocido activista ambiental y líder del Consejo de Ejidos y Comunidades Opositores a la presa La Parota (Cecop), murió tras permanecer ocho días hospitalizado luego de ser atacado a tiros el pasado 18 de abril en una calle cercana a la playa Icacos, donde trabajaba en el sector turístico.
El ambientalista de 49 años recibió tres impactos de bala de un atacante solitario. A pesar de ser operado en dos ocasiones por heridas en el abdomen, cuello y tórax, falleció el viernes 25 de abril, según informó el Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan.
Durante más de 20 años, Suástegui encabezó la lucha de 21 comunidades de Guerrero contra la construcción de la presa La Parota, un megaproyecto de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) que, de concretarse, afectaría a más de 70 mil personas y provocaría el desplazamiento forzado de unas 20 mil. El activista denunció que nunca se consultó de manera adecuada a los pueblos indígenas y campesinos.
Su compromiso le costó tres encarcelamientos, amenazas constantes, la desaparición de su hermano Vicente en 2021, y finalmente la vida. En todos los procesos penales enfrentados, fue declarado inocente por falta de pruebas. Desde 2024 había denunciado amenazas de muerte mientras trabajaba en la zona turística de Acapulco, donde también representaba a los Turisteros Unidos en Defensa de la Playa Icacos.
Diversas organizaciones nacionales e internacionales, como Tlachinollan, Amnistía Internacional y la ONU, exigieron una investigación seria y que se considere su labor en defensa de los derechos humanos y del territorio. También solicitaron protección urgente para su familia.
El crimen ha generado una fuerte condena entre activistas, académicos, autoridades y sociedad civil, quienes lo recuerdan como uno de los defensores más firmes de la tierra, el agua y los derechos de los pueblos en Guerrero.