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EPN prefiere amigos a profesionales aunque le queden mal: politólogos

El Presidente de la República Enrique Peña Nieto se compra personajes que después le generan conflictos y escándalos porque antes que la eficiencia están la lealtad y el dinero, coinciden especialistas consultados por SinEmbargo. No importa que pesen sobre sus espaldas escándalos de corrupción –como el caso de Fidel Herrera Beltrán, ex Gobernador de Veracruz y nombrado Cónsul en Barcelona, España–; que sean opacos como Luis Enrique Miranda Nava, ahora Secretario de Desarrollo Social y quien no declara conflictos de interés ni bienes, o el mismo Luis Videragay Caso, autor de la visita que causó la humillación internacional de sufrió México hace unos días –luego de que el candidato republicano Donald Trump dijera en Los Pinos que el muro fronterizo va porque sí, sin que el Jefe del Ejecutivo Federal dijera una sola palabra–. Todo este puñado de personajes son apuntalados por el Presidente, aunque después llegue la hora de poner la cara por sus errores.

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(SinEmbargo).– Fue el 23 de mayo de 2012 en el extinto programa “Tercer Grado”, de Televisa, que Enrique Peña Nieto, entonces candidato a la Presidencia de la República por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), puso como ejemplo de la renovación de los liderazgos de ese nuevo priismo que se gestaba a nivel nacional a tres gobernadores con nombre y apellido.

Un Peña Nieto más joven, vigoroso y menos delgado, sostuvo a la periodista Denise Maerker Salmón, ante la exigencia “ponga nombres”, que el nuevo PRI –que en ese entonces gobernaba 20 entidades– tenía cuadros renovados.

“Pongo nombres. Los gobernadores de la gran mayoría de las entidades son jóvenes, actores de la nueva generación política: el Gobernador de Quintana Roo, Beto [Roberto] Borge; el Gobernador de Veracruz, Javier Duarte [de Ochoa]; César Duarte, Gobernador de Chihuahua. El Gobernador de Campeche [Fernando Ortega Bernés]. Todos son parte de una generación nueva, que han sido parte de la renovación del partido”, le contestó un orgulloso Peña Nieto a Mearker.
Cuatro años después, tres de los gobernadores que enumeró, como si se hubieran puesto de acuerdo, le mostraron al país que el Presidente Enrique Peña Nieto erró al apuntalarlos.

 
César Duarte Jáquez, Javier Duarte de Ochoa y Roberto Borge Ángulo enfrentan acusaciones de corrupción, enriquecimiento ilícito y despojo a semanas de concluir sus administraciones. Los tres gobernadores tienen en común, además de dejar deudas millonarias y la inseguridad desbordada en sus estados, el haber perdido la gubernatura para el PRI en las elecciones del pasado 5 de junio.

No son los únicos personajes que, con acusaciones de corrupción a cuestas, perfiles grises, con una trayectoria curricular discorde con los puestos, han sido apuntalados por el Presidente de la República para luego causarle conflictos y hasta dejarlo en ridículo –como ocurrió con su amigo y fiel asesor Luis Videgaray Caso, ahora ex Secretario de Hacienda–. Los méritos de esos políticos son ser sus amigos, pertenecer a viejas lealtades de grupo o haber aportado dinero para su campaña presidencial de 2012, coinciden expertos entrevistados porSinEmbargo.

“En general, el poder político en México prácticamente se ha ubicado en la conformación de gabinetes en función de la amistad, porque los políticos mexicanos han definido que entre la amistad y la eficiencia, la amistad representa mayor lealtad. Entonces han elegido más que a la eficiencia a la lealtad para armar equipos de trabajo. Si apelamos a la historia personal de Peña Nieto es un personaje que fue encumbrado por un grupo político. El grupo llamado Atlacomulco definió que Peña Nieto podía ser el candidato a la Presidencia porque cubría criterios estéticos aunque no de preparación, no de una figura política”, explica Manuel González Navarro, investigador del Departamento de Sociología de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
El Presidente Peña Nieto, precisa Manuel González, es un hombre que se conduce a través de lealtades entrañables. Se rodea de personajes que piensan como él o que, al menos, le dicen pensar como él; le hablan al oído y le susurran lo que quiere escuchar, ocultándole, incluso, muchas verdades para no alterar su ánimo.

“Él [Peña Nieto] no va a buscar gente eficiente sino gente como él, a su propio criterio y punto de vista”, afirma González Navarro.

Por eso, explica el académico, en ocasiones esos hombres de poder alrededor del titular de Ejecutivo Federal toman decisiones e involucran a sus propias lealtades en puestos clave. Si hay errores, si se equivocan, tratan de ocultar, matizar y contener el escándalo al Primer Mandatario.

Pero no todo funciona con base en lealtades y amistades entrañables. En el caso de los gobernadores, es claro que el apoyo del Presidente fue determinado por el dinero, plantea Virgilio Bravo Peralta, director del Centro de Negociación, Mediación, Conciliación y Arbitraje (Cenca).

“Peña Nieto llega con muchos compromisos a la Presidencia de la República, compromisos que pasan por lealtades del Estado de México y por lealtades de apoyos para su candidatura. Los gobernadores de Veracruz, Chihuahua y hasta Humberto Moreira Valdés [ex Gobernador de Coahuila y ex presidente nacional del PRI] son políticos que le dieron mucho dinero. Ellos pasan por una lealtad del dinero, de apoyos económicos. Entonces, él ha pagado esos compromisos con las consecuencias que haya tenido. Las lealtades del Estado de México son más que compromisos: son amistades entrañables”, dice Bravo Peralta.
Por esos compromisos, el Presidente respaldó también al ex Gobernador Fidel Herrera Beltrán, jefe político de Javier Duarte de Ochoa y una de las 10 personas más corruptas de México, como lo calificó la revista Forbes. Pero, pese a ello, fue nombrado Cónsul en Barcelona, España, sin ninguna credencial para acreditar su cargo de diplomático, coinciden los analistas.

UNA LARGA LISTA DE LEALTADES

La lista de los amigos de Peña Nieto en sus gabinetes legal y ampliado es muy larga, y en ella desfilan perfiles que no están preparados para el puesto, como es el caso de Claudia Ruiz Massieu, que de Secretaria de Turismo, pasó a ocupar el cargo diplomático más importante como titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE).

Pero uno de esos amigos, quizás el más visible de los últimos días, es Luis Videgaray Caso, quien renunció a su cargo tras la humillación de la visita del candidato republicano Donald Trump a Los Pinos, pero que, de acuerdo con el investigador Manuel González, sólo saldrá del puesto público y se quedará alrededor del grupo de confianza del Presidente con miras a la sucesión presidencial de 2018.

Al margen de Luis Videgaray hay otras lealtades que se entretejen, algunas cercanas al Jefe del Ejecutivo Federal, y otras a su buen amigo Videgaray Caso.

Luis Enrique Miranda Nava, por ejemplo, es una de esas amistades entrañables de las que hablan los expertos y que acompaña a Peña desde que era Gobernador del Estado de México. Es un funcionario opaco que no declara bienes ni conflictos de interés, pero fue el principal operador político de Peña Nieto en el conflicto magisterial con la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y hoy se encarga de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), de acuerdo con una investigación de Linaloe R. Flores, publicada en este sitio digital.

“Miranda es muy cercano, es entrañable, su compadre, su amigo, su cómplice, su carnal, su brother. Es uno de sus más entrañables. No es ningún activo políticamente, es un pasivo, pero yo lo veo más como una lealtad personal del Presidente que de grupo”, dice Virgilio Bravo.

El analista adelanta que Peña Nieto enfrentará conflictos ocasionados por Miranda Nava, debido a que es un personaje ligado a escándalos de corrupción, lo que supone explica, que utilizará la Sedesol como un botín para 2018.

Lorenzo Meyer Cossío, historiador y politólogo de El Colegio de México (Colmex) coincide sobre esta opinión de Miranda Nava y considera que es probable que su nombramiento se deba para disponer de jugosos recursos para comprar el voto en 2018, y evitar el castigo en las urnas por los errores del titular del Ejecutivo Federal y su gabinete.

Como Miranda Nava, otro hombre cercano al llamado Grupo Atlacomulco y que ha ocupado distintos puestos en la administración actual, además de amasar conflictos y no resultados, es Alfredo Castillo Cervantes, ex Procurador de Justicia del Estado de México.

Castillo Cervantes estuvo al frente de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) y en 2014 fue nombrado Comisionado de Seguridad para Michoacán, dejando a su paso decenas de autodefensas en la cárcel, incluido su fundador el médico José Manuel Mireles Valverde.

Después de concluir su encomienda en Michoacán, en 2016 fue nombrado titular de la

Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade). Ahí ha entregado resultados muy pobres –como la participación de México en la Olimpiada de Río de Janeiro– y, al contrario, ha sido una máquina para producir escándalos y pleitos.

En la lista de decepciones también está Aurelio Nuño Mayer, una de las lealtades de Videgaray Caso. Nuño Mayer fue asesor de Peña Nieto cuando era Gobernador en el Edomex y después fue nombrado Jefe de Oficina de la Presidencia de la República cuando el PRI recobró el poder de Los Pinos. Hoy es el Secretario de Educación Pública que vio resbalársele entre los dedos sus aspiraciones presidenciales con la masacre en Nochixtlán, Oaxaca, el 19 de junio de este año.

“Aurelio era pieza de Videgaray dentro de ese mismo grupo. Empujando a ser una alternativa como candidato a la Presidencia. Una cara joven, moderna, una segunda opción”, dice Virgilio Bravo.
Aurelio Nuño se encuentra hoy enfrascado en un conflicto magisterial que parece no tener fin. Los maestros de la disidencia lo han llamado un “cadáver político” con el que es imposible sentarse a dialogar.

Otro de los personajes que representó un verdadero fracaso para el Presidente fue Jesús Murillo Karam, ex Procurador General de la República, y a quien le estalló en las manos el caso que cimbró a la administración, cuando 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos (Ayotzinapa) sufrieron desaparición forzada… un pendiente que aún no se resuelve.

Después de crear la famosa “verdad histórica” y de no convencer a los familiares de los desaparecidos, el Procurador fue removido del puesto pero no eliminado del gabinete: fue nombrado Secretario de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano de México.

Las lealtades y las amistades provocan situaciones como la de Humberto Benítez Treviño, quien fue destituido de la Profeco en 2013, cuando su hija Andrea Benítez se convirtió en #LadyProfeco tras protagonizar un escándalo en un restaurante de la Ciudad de México.

Aunque el padre de Andrea perdió su puesto a nivel federal, un año después, en junio de 2014, Eruviel Ávila Villegas, Gobernador del Estado de México, le otorgó la presidencia de El Colegio Mexiquense AC.

CONFLICTOS DE INTERÉS DESDE EL PODER

El Presidente Enrique Peña Nieto también ha cosechado amistades que le han generado acusaciones por conflicto de interés, como la de Juan Armando Hinojosa Cantú, propietario de Grupo Higa, la compañía contratista del Gobierno federal que le construyó la llamada “casa blanca” –valuada en 7.5 millones de dólares– a Angélica Rivera Hurtado.

Peña Nieto no fue el único involucrado en conflicto de interés con Grupo Higa sino también Luis Videgaray, quien compró una casa en Malinalco, Estado de México, a esa empresa.

Sin embargo ni el Presidente ni el entonces Secretario de Hacienda recibieron alguna sanción, pues fueron exonerados por Virgilio Andrade Martínez, amigo cercano de Videgaray Caso y nombrado por Peña Nieto como el Secretario de la Función Pública (SFP) encargado de investigar y determinar si hubo o no conflicto de interés con Grupo Higa.

El nombramiento de Virgilio Andrade trajo consigo serias críticas para el Jefe del Ejecutivo federal, sin que hicieran mella en su decisión.

Otro conflicto de interés que se tejió desde las entrañas de la Oficina de la Presidencia es el caso de Jesús Ramírez Stabros. El periodista Humberto Padgett dio cuenta –en septiembre de 2014 y en este medio digital– que Stabros fungía como Coordinador de Vinculación de la Oficina de la Presidencia y al mismo tiempo formaba parte del Consejo de Administración de la Comisión de Auditoría de Iberdrola México, una de las empresas energéticas beneficiarias de la Reforma Energética.

“La función operativa más importante desempeñada por Jesús Ramírez ha sido como enlace entre Los Pinos y las Cámaras de Diputados y de Senadores, papel especialmente intenso durante la pasada reforma constitucional en materia energética”, escribió Padgett.

Por el escándalo, Ramírez Stabros renunció a su puesto en la Presidencia, pero la compañía Iberdrola firmó un acuerdo de colaboración con el Gobierno de México para invertir millones de dólares.

Otro de los amigos beneficiados de Peña, y que después le trajo un escándalo de corrupción, fue Emilio Lozoya Austin, quien estuvo al frente de la dirección de Petróleos Mexicanos (Pemex) y quien fue destituido en febrero de este año, meses después de la difusión de unos audios publicados en YouTube en donde apoyaba a la constructora OHL México a cambio de viajes. Antes de estar al frente de Pemex, Lozoya Austin formó parte del Consejo de Administración de OHL.

En julio de 2015, una grabación reveló un presunto acto de corrupción que involucraba a Enrique Ochoa Reza, entonces titular de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y al propio Emilio Lozoya. Ambos obtendrían vacaciones en el hotel Mayakobá, en la Riviera Maya, a cambio de que el titular de la CFE ayudara a la compañía a obtener la licitación de la Central de Ciclo Combinado Empalme I.

A pesar del escándalo, Enrique Ochoa no dejó la CFE hasta que fue llamado a presidir al PRI nacional en junio de este año, en sustitución de Manlio Fabio Beltrones.

TRAMPAS Y AMIGOS GRISES

En el entramado de las amistades y las lealtades destaca el caso de Arturo Escobar y Vega, quien tuvo que renunciar a la Subsecretaría de Prevención y Participación Ciudadana de la Secretaría de Gobernación (Segob), tras ser acusado por la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (Fepade) de cometer delitos electorales al frente del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), socio del PRI en las elecciones.

Escobar fue elegido por el Presidente y por Miguel Ángel Osorio Chong, Secretario de Gobernación, para ocupar uno de los puestos más importantes de la Segob, donde se encargaría de prevenir delitos.

El politólogo Lorenzo Meyer Cossío dijo entonces a SinEmbargo que la denuncia profundizaba el descrédito de las instituciones mexicanas y desnudaba el encubrimiento del Presidente de la República y Osorio Chong a un “delincuente electoral”.

Pero Peña Nieto asumió el costo político y, con ello, admitió su error.

“El sacarlo de ese puesto implica otro costo político para el Presidente que ya había pagado un costo por poner a alguien, a la persona que tiene sospecha de haber cometido la ilegalidad. Si lo hubieran mantenido se hubiera diluido relativamente con el paso del tiempo y ahora, en el momento que tiene que renunciar, justamente por lo que todo el mundo sabía, por hechos ilegales, y uno dice: ¿el Presidente es un idiota, no se había dado cuenta? No, no puede ser esa la respuesta. El Presidente sabía bien, mejor que cualquiera, y si tiene que quitarlo quiere decir que está implícitamente admitiendo que cometió un error”, dijo Meyer Cossío.

NO SE PUEDE OCULTAR EL ESCÁNDALO

Los analistas consultados por SinEmbargo coinciden en que en México ha habido pocos estadistas y que la mayoría de los gabinetes se han construido con base en lealtades.

“A diferencia de otros años, otros sexenios, el margen de maniobra del Presidente con el control de los medios de comunicación le alcanzaba para maniobrar entre los compromisos y las ineficiencias, o competencias o corrupción de estos personajes. Pero hoy en día, con las redes sociales y medios de comunicación dinámicos, es muy difícil controlar. Desafortunadamente es algo que ya no entendieron, que no comprendieron, que no trabajaron y hoy están desbordados”, dice Virgilio Bravo Peralta.

El pasado 7 de septiembre, el día que su Luis Videgaray entregó su renuncia, el Presidente de la República dijo que con el tiempo los mexicanos comprenderán su decisión de invitar a Donald Trump a Los Pinos.

“Y quizá hoy no se terminen de entender [sus decisiones], pero estoy seguro que llegará el momento que se comprenda el porqué de cada decisión tomada”, dijo.

El politólogo Lorenzo Meyer concluye al respecto.

“Peña Nieto dice: ‘no me entendieron, pero ya en el futuro entenderán porqué lo hice’. Él nos trata como imbéciles: ‘ustedes, como el resto de los mexicanos, no están para entender las altas decisiones o las importantísimas decisiones de alta política que tomé, pero porque son tontos, no tienen capacidad intelectual para entenderlo. Pero ya con el paso del tiempo lo van a entender que esta fue una decisión de política importantísima y que lo hice por el bien de México’. Bueno, además del error, hasta nos insulta”.

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