Meses antes, el 28 de mayo de 1998 el presidente Ernesto Zedillo, en Huitzilac, fue contundente y dijo “no vamos a permitir que Morelos siga siendo nido de ratas inmundas, refugio de criminales, despreciables y despiadados”, durante su primer visita luego de la solicitud de licencia al cargo de gobernador del general retirado Jorge Carrillo Olea.
El 2 de julio del 2000 se realizó la primera jornada electoral concurrente, lo que perjudicó las expectativas de triunfo que tenía el PRI si la contienda se hubiera realizado en el tradicional tercer domingo de marzo, señala el aspirante priista, al reconocer que “en Morelos, el desempeño del gobierno saliente provocó que mucha de la simpatía electoral buscara una opción diferente, a la que tenía bajo su responsabilidad la conducción del estado”.
Fueron 613 mil 722 ciudadanos los que participaron en aquella jornada, en la que buscaron la gubernatura: 9 candidatos representando a 12 partidos, el Partido de la Revolución Democrática, se unió al PCD (Partido de Centro Democrático), Convergencia y PSN (Partido Sociedad Nacionalista), registrando la Alianza Por Morelos APM, que tenía como abanderado a Raúl Iragorri Montoya, los otros candidatos fueron: Leoncio Clavel por el PDS (Partido Democracia Social), Herminio Morales por el PT, Salvador Santillán por el PVEM (Partido Verde Ecologista de México), Imer Sergio Jiménez Alfonso, por el PCM (Partido Civilista Morelense), Adolfo Viazcan por el PARM (Partido Auténtico de la Revolución Mexicana)y Antonio Miranda Sotelo por el PAS (Partido Alianza Social).
La noche de aquel domingo, trascendió que Sergio Estrada había triunfado con 338 mil 138 votos, el 55.1%; Juan Salgado Brito logró 168 mil 458, el 27.4% y Raúl Iragorri 78 mil 523, el 12.8%. El resto de los candidatos sólo lograron el 0.5% en tanto que los votos nulos fueron casi 13 mil, el 2%. En cuanto a la composición del Congreso, fueron 15 diputados de Acción Nacional, 10 representando igual número de distritos y 5 plurinominales, el PRI 12 legisladores (8 de distrito y 4 plurinominales), finalmente el PRD 3 plurinominales.
Con 238 mil sufragios a favor de sus candidatos municipales, el PAN logró presidir 8 ayuntamientos, entre los que destacan: Cuernavaca con José Raúl Hernández Ávila, Emiliano Zapata con Francisco Alva Meraz, Jiutepec con Liborio Román Cruz Mejía, Jojutla con Atanasio Pérez, Temixco con Floriberto Miranda, Xochitepec con Miguel Ángel Pineda y Zacatepec con Jorge Antonio Rodríguez. El PRI obtuvo 188 mil votos y triunfó en 15 municipios, el único importante fue Cuautla con Neftalí Tajonar, el PRD logró 129 mil votos y 7 municipios; el PVEM triunfó en Atlatlahucan y el PCM en Zacualpan de Amilpas. Pero se anuló la elección en Ocuituco.
El Congreso del Estado de Morelos se integró con los panistas José Sigona, Jesús Antonio Tallabs, Tito Sagahón, Edmundo Venosa, Rodolfo Esquivel, Demetrio Román, Joel Juárez, José León de la Rosa, Salomón Salgado Urióstegui, el ex senador Javier Alvarado Ibares, Sergio Alvarez Mata, Martín Lezama, Martha Leticia Rivera Cisneros, Juventino López Serrano y Palo Guzmán; y con los priistas Fernando Coronel Orañegui, David Sauyfeta, Roberto Huicochea, Esteban Hernández Franco, Guillermo del Valle, Gabriel Gutiérrez Albarrán, Fernando Contreras, Isaías Cortés, Basílides Nava, Diana Recio Téllez, Víctor Hugo Manzo y Vinicio Limón Rivera. Los tres representantes del PRD fueron Jorge Messeguer Guillén, José Luis Correa y Silvia de Granda y Terreros.
A la Cámara de Senadores de ese año 2000 arribaron por el PAN, Marco Antonio Adame Castillo y Marco Antonio Xicoténcatl; por el PRI, David Jiménez González. Los diputados federales fueron por el PAN, Fernando Martínez Cué, Gumercindo Toledo y Bernardo Pastrana, su coordinador fue el diputado federal plurinominal Adrián Rivera Pérez y Maricela Sánchez como única priista que logró triunfar en un distrito. En el camino al Senado se quedaron por el PRI Jorge Meade Ocaranza y por el PRD Graco Ramírez.
EL GOBIERNO DE RECONCILIACIÓN
El 10 de abril de 1996, durante una visita del presidente Ernesto Zedillo falleció Marco Olmedo, integrante del CUT (Comité de Unidad Tepozteca), durante un intento de un grupo de pobladores de ese municipio por abordar al Jefe del Ejecutivo, tema que fue considerado importante en la demanda de juicio político contra el general, que anunció su intención de solicitar licencia al cargo de gobernador el 12 de mayo de 1998, sustitución que se concretó hasta el lunes 18 por la noche, cuando luego de una semana de negociaciones, los diputados aceptaron que el hasta ese momento presidente del PRI en Morelos, Jorge Morales Barud, rindiera protesta.
Cuando Jorge Carrillo Olea rindió protesta al cargo de gobernador, su gabinete estaba integrado por una lista de funcionarios a los que posteriormente se les denominó “La Legión Extranjera”, Guillermo Malo Velasco, secretario de Gobierno; Ángel Chazaro Roca, Desarrollo Económico; Manuel González Jameson, en Programación y Finanzas; Martha Luz Arredondo en Salud, Javier Rueda Velázquez en la Contraloría; Ariosto Genel García, en Obras Públicas; Marcos Ramírez Genel en Desarrollo Agropecuario, Ariel Homero López Rivera, Oficial Mayor; Mercedes Iturbe Instituto de Cultura; y Moisés Lozano Villafaña, en Comunicación Social.
En los siguientes meses se dieron varios cambios, entre los que destacan la sustitución a partir del resultado de 1997 de la Secretaría de Gobierno; primero se nombró a Jorge Morales Barud y luego a Hugo Salgado Castañeda, el día que fue el segundo cambio luego de anunciarlo a los medios de comunicación, al salir del salón del evento rumbo al despacho del mandatario, el notario y nuevo secretario de Gobierno cerró la puerta antes de que ingresara a despedirse el nativo de Puente de Ixtla, quien posteriormente fue líder del PRI a través de un proceso de consulta a la base y de ahí gobernador sustituto por 24 meses.
Al iniciar mayo de 1998, Carillo Olea atendía entre otros temas, el proceso que se siguió a los altos mandos de la Procuraduría General de Justicia (PGJ), incluido el procurador Carlos Peredo Merlo, el subprocurador Rafael Augusto Borrego y el director de la Policía Judical Jesús Miyazawa, luego de la detención por parte de agentes federales, del comandante Armando Martínez Salgado en el estado de Guerrero cuando en la autopista del Sol, a la altura de Milpillas, intentaba “tirar” el cadáver de Jorge Nava Avilés “El Moles”.
También se realizaba una investigación para determinar quién era responsable de la enajenación de 50 millones de pesos en maquinaria pesada, asunto en el que estaban involucrados el subdirector de adquisiciones Javier Ortega Vallejo y Ricardo Arturo Rodríguez Avilés, quien fue asesinado cuando arribaba a su domicilio particular en la colonia Delicias al inicio de las denuncias, así como la investigación que realizaba la Procuraduría en torno a la muerte de cinco talamontes en Hueyapan, de lo cual se responsabilizaba a agentes federales y estatales.
Su propio juicio político que ya se planteaba en el Congreso de la Unión, según declaró en aquellas fechas el entonces diputado federal por el PRD Carmelo Enríquez, el juicio contra Gerardo Demesa Padilla, por el homicidio de Pedro Barragán, durante el movimiento en contra de la construcción del Club de Golf en el municipio de Tepoztlán; el proceso legal iniciado por el ex juez Roberto Caletti contra Carlos Peredo Merlo.
Durante ese gobierno se realizaron varios linchamientos entre los que destacan el de un violador en la comunidad de Xoxocotla, el de Cesáreo López Gutiérrez en Axochiapan, así como el de cuatro asaltarrutas de Puebla, en la comunidad de Axochiapan al inicio de su administración, entre otros.
En los primeros días de mayo, Jorge Carrillo Olea nombra como secretario de Hacienda a Eduardo Salmón y a Jorge Michel Luna como subsecretario; Javier Rueda ordenaba una investigación sobre la situación patrimonial de Carlos Peredo Merlo, Rafael Borrego y Jesús Miyazawa, declaración que contrastó con lo expresado semanas antes por el mandatario estatal al asegurar que “metía la manos al fuego por su procurador”.
El entonces senador por Morelos Rodolfo Becerril, así describe la situación de Morelos en su texto “El Viacrusis del PRI Morelense”, Jorge Morales releva a Guillermo Malo como Secretario de Gobierno. Malo ocupa entonces la cartera de Obras Públicas. Las aguas se calman pero sólo por un momento. Morales Barud poco ayuda a resolver la crisis. Carrillo Olea lo promueve al PRI y en gobierno lo releva Hugo Salgado. A pesar de esos cambios, las protestas por los secuestros aumentan y la desatención del gobierno federal al caso Morelos aceleran la caída del gobernador Carrillo Olea. Su sustitución no fue tersa. Se negoció que se debería respetar el “derecho de silla”, es decir que un priista fuera el sustituto. Después de varias negociaciones se conviene que Juan Salgado ocupara el interinato. La negociación, sin embargo, se realiza en la ciudad de México. Las fuerzas locales no estuvieron de acuerdo, Salgado se precipita declarándose gobernador y la negociación va para atrás”.
El también doctor en Economía por la Sorbona confiesa: “Mi pretensión entonces, debo decirlo era ser candidato a gobernador pero por seis años. Hablé con Francisco Labastida Ochoa, secretario de Gobernación, y con el secretario particular del Presidente (Liévano Saenz) haciéndoles ver lo difícil de la situación del estado. Ellos avizoraban, y así me lo hicieron saber, que yo sería el candidato para el 2000. Pienso que Salgado Brito percibía que por la vía tradicional yo sería el candidato y por eso acepta ser el interino. Igual pudo respetar la conseja de que hay que subirse al tren cuando pasa. Como quiera que haya sido, al frustrarse esa posibilidad o quizá por algún compromiso de entonces, él habrá de reaparecer en la escena dos años más tarde”.
En relación a la dirigencia del PRI de esa etapa recuerda: “la llegada de Morales Barud al gobierno tiene como antecedente su paso por el partido. Lo tuvimos que convencer para que aceptara postularse. Tenía temores. No quería fricciones. Estaba medroso. Varios lo apuntalamos. Hubo una elección vía consejo político. Se registraron tres fórmulas encabezadas por Arturo Cornejo, Manuel Levy y Jorge Morales, triunfó la última. Su paso por el partido fue breve”.
Sobre el desenlace de la historia detalla: “Al no prosperar la propuesta de Salgado Brito como gobernador sustituto se entrampó la negociación. El PRD propuso a Morales Barud como para negociar. El PRI se empeñaba en Salgado Brito. Finalmente las tres fuerzas coinciden en que su perfil como quiera que fuese era ideal para la circunstancia, un hombre aparentemente sin conflictos, terso en su trato que simplemente haría flotar el barco y aún así no llegó fácil. Algunos cuadros de Antonio Rivapalacio quisieron tomar la estafeta y trabajaron con sutileza por Ventura Valle que siempre trabajó en ese estilo silencioso que le funcionó a muchos priístas, pero que ya no tenía el éxito de antaño. Ahora eran necesarias otras características. Ventura tenía la sola ventaja de que conocía al hermano de Zedillo. No prosperó su intención y después de negociaciones varias y arraigando en un hotel a los diputados priistas para que no hubiera más olas, llega a Palacio de Gobierno Jorge Morales. Veintisiete votos a favor, un voto a favor de Ventura Valle, un voto nulo y uno en contra, Jorge Arturo García Rubí es designado secretario de Gobierno y finalmente como interino complementaria el sexenio”.
El viernes 15 de mayo Carrillo Olea retira la solicitud de licencia, deja de ser encargado de despacho el secretario Hugo Salgado y acompañado de éste, del presidente del Tribunal Superior de Justicia Jorge Arturo García Rubí y de los diputados Víctor Saucedo, Maricela Sánchez Cortés y Francisco Argüelles, así como del líder del SNTE Basílides Nava, acude a la celebración del Día del Maestro, el día siguiente en su natal Jojutla, entrega un cuadro de Juárez realizado por el pintor ruso Vlady.
La sustitución se da hasta el lunes 18 por la noche, el domingo 24 el gobernador de Guanajuato Vicente Fox, como aspirante a la candidatura presidencial panista, se reúne en Cuernavaca con los alcaldes Sergio Estrada y Rodolfo Esquivel Landa de Zapata, y el 26 de mayo Jorge Morales realiza ya como gobernador los primeros cambios del gabinete, nombra a Rafael Rivera secretario de Hacienda, a Jorge Meade Ocaranza como secretario de Obras Públicas, Patricia Elthon Benhumea como directora del DIF, Guillermo Mendizabal como contralor en sustitución de Javier Rueda y a Javier Jaramillo como coordinador de Comunicación Social, en sustitución de Matías Nazario, último responsable de la imagen del general de Jojutla.
Así inicia el gobierno de la reconciliación, en un periodo que inicia con la persecución y captura de Daniel Arizmendi “El Mochaorejas” y su familia, a quien se le ubican diversas propiedades en Morelos. En los siguientes meses se promueve y aprueba la iniciativa para que el procurador sea nombrado en el Congreso del Estado, luego de una terna que envía el gobernador, el primer designado fue José Castillo Pombo, y también se inicia el proceso de entrega al Congreso del Sistema Morelense de Radio y Televisión. Juan Salgado Brito continúa como delegado de Desarrollo Social en Morelos y en PRI se inicia un proceso de sustitución de dirigentes, que continua hasta el proceso de preselección de candidatos del 2000.
LA SELECCIÓN DE CANDIDATOS
Ernesto Zedillo no intervino en la designación del sustituto de Jorge Carrillo Olea y los priistas de la entidad determinaron hacer uso de un derecho político que durante las últimas décadas no les fue permitido, todos sus candidatos a gobernador habían sido sometidos al escrutinio nacional, esta fue la primer ocasión en la que desde aquí se determinó quién sería el abanderado priista. Fueron cuatro los aspirantes que se registraron, tres habían sido presidentes municipales de Cuernavaca y presidentes del Comité Estatal del PRI, éstos eran José Leonardo Castillo Pombo, David Jiménez González y Juan Salgado Brito, el cuarto, Rodolfo Becerril Straffon, era ya senador y había sido secretario de Desarrollo Económico y diputado federal.
Era la primera ocasión en que la elección de gobernador coincidía con la federal, cuando se realizaba en marzo, el presidente saliente determinaba quien era candidato. A Jorge Carrillo Olea lo impulsó Carlos Salinas de Gortari, antes de que fuera asesinado Luis Donaldo Colosio y se realizara la investigación que generó el encarcelamiento de Raúl Salinas de Gortari, por ello, determinaron realizar una consulta a la base, lo que provocó una gran movilización de priistas y de los medios de comunicación, cada uno de los involucrados tiene una perspectiva de lo que aconteció días antes de que se realizara la elección, José Castillo Pombo y David Jiménez González declinaron su intención y se sumaron a la causa de Juan Salgado Brito, a David Jiménez lo incluyeron en la fórmula de candidatos a senadores en primer lugar y de 2000 a 2006 fue senador de primera minoría, la fórmula que integró con Jorge Meade quedó en segundo lugar y él llegó así a la casona de Xicoténcatl.
A la contienda fueron finalmente Rodolfo Becerril y Juan Salgado, ambos por separado aseguran que el haber empatado la elección con la federal, como lo determinó Carrillo Olea, cuando realizó la modificación a la ley electoral, fue determinante para que el proceso morelense se contaminara con aspectos nacionales, siendo éste un importante motivo para la disminución de sufragios en favor del PRI.
Becerril recuerda: “acepté ser el coordinador de la campaña de Labastida en el Estado, en un sentido esa posición me daba ventaja, aunque por otro lado me puso en el ojo del huracán. Se me informó que David Jiménez y Salgado Brito se quejaron. El papel de Castillo Pombo fue más solidario. Cuando Labastida gana la contienda interna a Roberto Madrazo, era previsible que en mí recayera la candidatura para el estado si uno considera las viejas reglas, que por otro lado ya empezaban a cuestionarse, pero que era la ruta, digamos, ortodoxa”.
Agrega, “cuando hablé con él le argumenté la inconveniencia de una contienda interna, me dijo que teníamos una inercia que era difícil detener, que tendríamos que ir a la consulta porque así se lo había prometido a Salgado Brito y a Jiménez González, cuando cuestionaron mi designación como coordinador, pero que no me preocupara. Mientras yo coordinaba la campaña de Labastida, Salgado Brito estaba en pleno activismo con propaganda impresa y además tenía el control de la estructura del partido local, dado su paso reciente por la dirigencia. Otilio Rivera presidía el comité directivo. Se trataba de alguien vinculado a Rubén Román quien a su vez tenía vínculos con Salgado Brito”.
Concluye Becerril Straffón, “el vínculo de Otilio Rivera con Salgado Brito y la manera en como actuó hizo que el proceso interno se manejara con parcialidad en muchos sentidos, aunque las formas fueron debidamente cubiertas. Yo había sido secretario de despacho en la administración de Rivapalacio e independientemente de mis virtudes o defectos o de mi peso específico y trayectoria debidamente acreditada, ese vínculo influyó en los eventos”.
Ahí queda, indica Becerril, un comentario del “Meme” Garza, quien cuestionó el aglutinamiento de algunos antirrivapalacistas, Esteban Moctezuma desde Sedesol, Elba Esther Gordillo, adversaria de Beatriz Paredes y una intriga palaciega, que al margen del resultado, destaca que esa elección interna provocó un divisionismo entre los priistas, que se manifestó en el distanciamiento entre el candidato a gobernador y el aspirante a la presidencia municipal Hugo Salgado Castañeda.
Por su parte Juan Salgado Brito realiza un análisis sobre el impacto que ya en la contienda constitucional tiene la perspectiva social, sobre el desempeño de Jorge Carrillo Olea, en la contienda entre priistas, recuerda que él logró la simpatía de 84 priistas contra poco mas de 50 mil de Rodolfo Becerril, sin embargo advierte que el entonces senador no digirió el resultado y que nunca se sumó a la campaña, (al final del proceso constitucional Jorge Morales Barud, ya ex gobernador, es nombrado coordinador de la campaña de Francisco Labastida Ochoa). Otro asunto fue los cambios de dirigentes, al inicio y durante la consulta interna el presidente era Otilio Rivera, quien había sido líder del PRI de Cuernavaca y regidor 1997-2000, al ser postulado a candidato federal por el primer distrito deja la dirigencia, y queda como encargado de despacho el secretario general y coordinador de la campaña Luis Arturo Cornejo a la Torre, quien recibía señalamientos por problemas administrativos que traía de cuando fue subdirector general de CAPFCE (Comité Administrador del Programa Federal de Construcción de Escuelas), en el último trayecto se designó a invitación del propio candidato a Víctor Samuel Palma Cesar. Desde la derrota de 1997, el PRI tuvo una serie de dirigentes todos con gestiones ocasionales.
En esa ocasión recuerda el ex candidato, fue la primera también en la que los candidatos surgieron de la consulta a la militancia, en algunos casos fueron procesos abiertos como el de Cuernavaca, en el que Hugo Salgado superó a Víctor Saucedo y en otros se realizaron convenciones, pero en todos fue una determinación de los priistas de toda la entidad, ya sin la intromisión del gobierno del estado.
Otra condición singular, fue el que desde la elección de 1994 y hasta la de 2000, Morelos tuvo tres gobernadores de origen priista y una nominación frustrada, la contienda constitucional la ganó Jorge Carrillo Olea el 12 de mayo de 1998, se intentó que los sustituyera Juan Salgado, el proceso se frustró y se logró consensar el arribo de Jorge Morales Barud, luego de un debate entre que si podía o no cubrir el interinato de más de 100 días que correspondieron a la ampliación de la gestión para dar paso al movimiento de calendario electoral.
El Congreso determinó que no se podía ampliar el periodo constitucional de seis años y que esos más de 100 días debía cubrirlos otro mandatario, responsabilidad que se entregó al entonces secretario de gobierno Jorge Arturo García Rubí.
Así que esta también fue la primera ocasión en la que el PRI acudía a una contienda constitucional, sin el apoyo directo del mandatario en turno, como lo reconoce el propio Salgado Brito al afirmar, que “en el 2000 la relación entre el PRI y el gobernador era una relación institucional y de respeto, soy un hombre que se formó en la vida institucional, siempre procuré expresarle mis puntos de vista, nunca caí en la confrontación. Jorge Morales no intervino, no fui un candidato que buscara que el gobierno pagara la campaña”.
El partido se portó bien, recuerda, “apoyó bien la campaña y la sociedad dio una respuesta favorable, el hartazgo social y el discurso del cambio por el cambio, generó una expectativa muy atractiva entre la población y entre la ciudadanía, el cuarto de guerra de mi campaña llegó a plantear que se relanzara la candidatura sin las siglas del partido, consideraban que la marca nos estaba fregando”.
EL AVE AZUL.
“Nuestro principal objetivo fue ser eficientes, considerábamos que sería la mejor precampaña que podíamos realizar”, señala Sergio Estrada Cajigal, al reconocer que desde que recibió la constancia de mayoría de la Presidencia Municipal de Cuernavaca, surgió entre su equipo de campaña la inquietud por buscar la gubernatura. “Sentíamos que podíamos lograrlo”, y señala a Alfonso Pedroza Ugarte como impulsor.
“Ese pinche pajarraco nunca voló”, contesta el ex gobernador, al ser cuestionado sobre la existencia del proyecto “Ave Azul”, que en las columnas políticas de la época aparecía como esquema mediante el cual se estructuraban las agresiones y los ataques a los candidatos del PRI. “Era una intención o calentura de Javier López y su esposa Adriana Vieyra”, indica al describir la forma como se construyó la estructura que logró el triunfo en Morelos.
Cuando se nombró al primer gabinete panista para el ayuntamiento de Cuernavaca, se dio el primer conflicto con la dirigencia del partido que encabezó Adrián Rivera. “Yo propuse a Marcos Manuel Suárez Gerard, como secretario del Ayuntamiento, desde el partido rechazaron la nominación y impusieron a Oscar Sergio Hernández Benítez, un hombre extraordinariamente disciplinado”, reconoce. “En mi vida había yo estado en un cabildo, no sabía lo que era eso. Él desde la primer reunión me entregó una serie de tarjetas donde me indicaba todo, hasta los momentos en los que debía tocar la campana”, recuerda.
“El triunfo del 97 se dio con el apoyo de algunos asesores que venían de lograr triunfos para Acción Nacional en otras entidades, en el 2000 influyeron muchos factores y el soporte central lo dio el equipo de funcionarios que dieron buenos resultados a la sociedad desde sus responsabilidades, se eficientó el abasto de agua potable, se pavimentaron muchas colonias y se repavimentaron otras. Se construyó un puente luego de décadas sin obras de este tipo, se reubicó al comercio ambulante, lo que provocó mi primer juicio político y se sumó a distintos actores”.
Recuerda cómo luego de meses de diferencias, donde los regidores priistas decían “es a valores entendidos” luego de generar conflictos en los cabildos, el regidor priista Víctor Sánchez determinó “sumarse a nuestra causa, su trabajo fue constructivo, logramos adquirir dos trilladoras, que además de utilizarlas en Cuernavaca, apoyó las cosechas de campesinos de otras entidades, esto nos permitió generar cifras récord que sumaron adeptos al proyecto”.
Estrada Cajigal confirma que la relación de su equipo de colaboradores y la dirigencia formal panista era compleja, “a ellos les preocupaba garantizarse los espacios en donde el arribo a la gestión gubernamental era segura, por ello pugnaban por los primeros lugares en las regídurías y en las listas de diputados plurinominales”. Aquí debe recordarse el conflicto que surgió en el 2000 para determinar quien sería candidato a la Presidencia Municipal de Cuernavaca, espacio que muchos consideraban merecía el diputado local por el segundo distrito Fernando Martínez Cué, por determinación de una asamblea con resultados sorpresivos, se determinó que la nominación fuera para el ex presidente del Comité Estatal, José Raúl Hernández Ávila.
A Martínez Cué se le envió a la diputación federal por el primer distrito, antes de concluir su gestión, decidió salir de Acción Nacional, aclaró que sólo era adherente, que no podían expulsarlo porque no era miembro activo.
Raúl Iragorri Montoya fue candidato de la Alianza por Morelos del PRD, Convergencia, PCD y PSN y pese a que aquella organización había logrado ser la primera fuerza tres años antes, pero con 36 meses de enfrentamientos internos, el conflicto entre los grupos y la intromisiones del centro (incluido el papel protagónico de esa organización en la solicitud de licencia de Carrillo Olea), la Alianza por México, y la complejidad para sacar adelante la candidatura del único aspirante a diputado federal de Morelos, que perdió en el 97, la organización apenas alcanzó el 12.8% del apoyo ciudadano.
Al conocerse el resultado, dirigentes del PRI y del PRD iniciaron un proceso de ajustes a la Constitución estatal y a las atribuciones y responsabilidades del gobernador, por lo que tuvieron desde el 3 de julio y hasta el último día de agosto para realizar todas las modificaciones. A ese proceso en el que participaron entre otros el entonces secretario de Gobierno y diputado priista con licencia Víctor Manuel Saucedo Perdomo y el perredista José Luis Correa Villanueva, el diputado electo del PAN Tito Sagahón la calificó como “la diarrea legislativa”.
El pueblo determinó crear gobiernos plurales con un mayor equilibrio de responsabilidades entre el Ejecutivo y el Legislativo, argumentaron las bancas de ambos partidos al aprobar iniciativas que, afirman, contenían hasta faltas de ortografía, sobre aquellas modificaciones Estrada Cajigal dice que limitaron las expectativas y los proyectos que habían preparado para su gestión y que muchos se quedaron sin realizar. El Congreso rindió protesta el primero de septiembre, el local y el federal; el primero de octubre rindió protesta el gobernador, el primero de noviembre los presidentes municipales y el Presidente de la República el primero de diciembre.