“Los hombres mantienen una relación permanente con las mujeres a través de sus hijas y sus compañeras. Ahí administran lo poquito que tienen de salarios y observan los logros de una administración adecuada; saben que sus casas están bien administradas y entienden que así pueden llevar al país y al estado”, agregó la también reivindicadora de los derechos de las mujeres.
Al realizar un recuento de la primera huelga organizada por mujeres en México y que se dio en 1971 para lograr la separación de la Confederación de Trabajadores de México en Morelos de una organización laboral, en la que el 80 por ciento eran mujeres y que por determinación de la dirigencia y del gobierno era controlada por hombres, denuncia las represiones y persecuciones que se dieron en aquel momento en contra de las costureras de Rivetex.
En aquella época, en los centros de trabajo, las condiciones eran difíciles para las mujeres. Uno de nuestros reclamos, durante el movimiento sindical, fue la exigencia para la instalación de una guardería para los hijos de las trabajadoras. En la sección de costura, éramos 800 mujeres y no contábamos con ese servicio. Finalmente, se obtuvo la conquista laboral.
La CTM, en complicidad con el gobierno de aquella época (Gonzalo Pastrana era líder obrero y Felipe Rivera Crespo gobernador), sólo aceptaba que el sindicato fuera presidido por un hombre. Nosotras, asegura García Quintanilla, logramos elegir a una mujer en la Secretaría General y en la del Trabajo así como en otras carteras; sin embargo, el gobierno no aceptó otorgar el reconocimiento y empezaron los despidos en contra de aquellas trabajadoras.
Este movimiento surgió junto con otros trabajadores que estaban también inconformes con la CTM, entre los que destacan los trabajadores de Nissan y de otras empresas del ramo automotriz. Con ellos se inició un gran movimiento que tuvo su primer gran expresión en el desfile del primero de mayo de 1974, cuando un contingente determinó protestar contra el desfile homenaje que al gobierno le rendía incondicionalmente aquella organización obrera.
“Nosotros nunca vimos a la CTM como una organización importante”, asegura Juliana García, era un grupo intentando mantener el control sobre otro grupo al cual le cobraba cuotas pero no le correspondía con la búsqueda de mejores ingresos, mejores servicios de salud, programas de capacitación y de entendimiento de los derechos y conquistas laborales.
Recuerda que en aquella época, iniciaron una búsqueda de conocimientos que las llevó a encontrar el movimiento de reivindicación de los derechos de las mujeres (de marzo), y determinaron reconocer aquella fecha, y así se amplió el horizonte; iniciaron la defensa de los derechos laborales y las garantías constitucionales (Derechos Humanos) de un grupo de trabajadoras que en aquella época era incluso víctima de abusos sexuales y laborales y de la simulación de las dirigencias sindicales y las autoridades gubernamentales.
Ahí, reconoce la integrante de la Comisión Independiente de los Derechos Humanos la influencia que en aquellas movilizaciones en Morelos tuvieron el obispo de Cuernavaca Sergio Méndez Arceo y la impulsora de la presentación de los desaparecidos políticos doña Rosario Ibarra de Piedra, y detalla algunos momentos de aquel movimiento que se ha convertido en una búsqueda de derechos para todas y todos hasta la fecha.