¿Tomados de la mano, calculémosle 2 metros, esos más de 25 mil desde Cuernavaca podrían rodear el Estado? Queda para los que gustan de hacer cuentas, pero en el efecto electoral, si cada uno de los que estaban ahí tiene capacidad de llevar a cuatro a votar, hablamos de cien mil y en lo que falta hacen la misma ecuación triplicada, simplemente ganan, y regresamos a las frases en la columna de este hoy cronista, que tanto calaban al PAN, a autoridades estatales y municipales de Cuernavaca en noviembre del 2008: “El PRI va a ganar Cuernavaca”. Febrero del 2009: “Sólo robando a Martínez Garrigós le quitan el triunfo”. Abril del 2009: “Ni robándolo”.
Si lo que sucederá en julio del año próximo se midiera en capacidad de convocatoria personal, va a ganar Manuel Martínez Garrigós. Si es en cuanto a partidos políticos: no hay más, la victoria es del Partido Revolucionario Institucional. ¿Arriesgado anticiparlo? De ninguna manera. Desde que anunciaban que se aproximaba la llegada del festejado, aparecía la inquietud. De la parte que vamos a llamar recinto, amontonada, salieron alrededor de 800 personas para el arribo. Ya saben ustedes, en estos eventos no hay tontos, todos son jefes y responsables y ninguno, sin excepción, querían que el joven alcalde de Cuernavaca los viera. Hasta se estorbaban. Flanqueado por don Enrique Retiguín Morales el alcalde anfitrión de Jojutla y por un joven talento de las filas priistas, edil de Tetecala, Victor Tapia, y a la vista solo acompañado del par de siempre, los cercanos asistentes Diego Gómez y Oscar Prado Alemán. Claro, Maria Alvarez de MMG, su señora esposa y fiel compañera.
¿Y Los Mariachis? Se callaron…
Y vino el estruendo, sí, la entrada fue como sucedía con los políticos de la vieja guardia a quienes la gente respetaba: lo abrazaban las señoras, lo saludaban los varones, le sonreían. Tardó 49 minutos del ingreso al templete. Quería atender a todos, sabe contar votos, y quienes le conocen admiten que como ser humano es proclive a fallas pero en el terreno político electoral es un animal en el buen sentido de la palabra, sí, un animal político… y electoral. De los que más saben en la materia, gracias a sus tres o 15 recorridos, casa por casa, en cada colonia de Cuernavaca, que conoce nombre y apellidos de los jefes de familia, qué sección electoral les corresponde y de parte de su partido quién es presidente del seccional. Y hace meses, los fines de semana, esa acción que se hizo costumbre, la realiza en diversos rincones de los municipios morelenses.
Mantiene un objetivo claro: ser gobernador. Y ayer tuvo “una probadita” que le indica que puede lograrlo. Y que sigan los gritos, que continúe la lupa colocada, que quienes pública e informativamente lo hacen su enemigo –ni siquiera le conceden la gracia de adversario y han presumido y pregonado en los sitios de poder de la ciudad de México que por ellos y gracias a ellos, “nunca va a ser gobernador ese cabrón, jijo de tal por cual, nada más porque nos desafió y el poder es de nosotros”--. Ayer, “Los Mariachis Callaron”. Ni siquiera una alusión a un acto irrefutable, evidente, avasallante, público y que periodísticamente merecía espacio. Claro que el desequilibrio no pasa inadvertido en el lector, en el paciente oyente. Pero eso y ello entra en lo menor, cuando la trascendencia es los miles y miles tolerando una temperatura oscilante en los 40 grados, parecería a la distancia de las horas un infierno, pero el ambiente era sabroso, húmedo, sofocante, pero con sabor, era la política púes. Visto desde la parte clara y concisa: el muchacho maduró, es un hombre listo y preparado para la siguiente estación, dio un salto enorme que generó gusto en muchos que creen en él, sorpresa en los que le apuestan a que lo atropelle un error y preocupación entre adversarios directos –al interior del PRI—y de los de otros partidos, que seguramente tienen claro que si de concentrar seguidores se trata, ya perdieron.
Claro, la elección no se gana con fiestas, pero en la amplia gama de la política, éstas, las concentraciones, son signos de rumbos, marcas de territorios y señales de lo andado. Manuel Martínez Garrigós es rifado, porque hacer este evento en un territorio que se supone es dominado por un compañero de partido que aunque no deba, aspira a la nominación, indica que gusta de jugar en cancha aparentemente rival. Es rifado porque uno de sus policías, jefe, fue detenido por los soldados y puesto a disposición de la PGR y según los calculistas de la política, no era viable su evento en Jojutla. Es rifado porque habló claro de la ley, de las obligaciones de un gobernante municipal y estableció, asimismo, que esa ala del PRI que le sigue desde siempre y otras corrientes que empiezan a caminar en su entorno, con el cuidado de las formas y la contundencia del buen ejercicio, van a hacer natural lo que el sábado 21 por la mañana se dibujaba como posibilidad: será candidato y si camina con cuidado la ya corta ruta y pisa firme, va a ser gobernador de Morelos.
¿Quién se lo puede impedir? Sólo él.
¿Y de aquí, a dónde?
Viene lo serio, aquello que milímetro a milímetro debe llevarse con alto profesionalismo político y administrativo, porque si el PRI recuperó Cuernavaca luego de 12 años, Martínez Garrigós compitió en tres ocasiones constitucionalmente. Insistente, tenaz, o mejor aplicado terco, quería gobernar la tierra que lo vio nacer, si lo habían hecho personajes evidentemente menores ayudados por la coyuntura, ¿por qué no intentarlo una y otra vez? Hoy demostró que va a jugar para ganar la nominación de su partido -sí la consigue- y la elección constitucional como destino.
El sábado en el evento de Jojutla quedó demostrado que la estructura que ha armado el alcalde de Cuernavaca no es de improvisados, que caigan bien o mal a los demás o entre ellos, los responsables –tenemos los nombres de todos y cada uno pero no los vamos a mencionar porque cumplen un objetivo en sus horas de aparente asueto en favor de su proyecto— son profesionales. Una concentración de 5 mil personas es un éxito, ahora multiplicarlo por cinco o más, tiene precedente sólo en aquellas que estiló Lauro Ortega y que sus críticos daban por llamar populismo.
Hoy, a 23 años que terminó su gestión, Ortega es considerado el mejor gobernador de Morelos en su historia moderna (algunos creen que de siempre) y a esa distancia un priista que niño cuando Ortega lo conocía a través de su familia, tiene la capacidad de convocar y hacer concurrir a una multitud, que lo recibió y despidió como cuando lo hacen con sus candidatos. No están abiertos los famosos tiempos electorales, pero un cumpleaños, cualquier evento, es un buen pretexto para “enseñar el músculo”. Y Martínez Garrigós lo hizo.
¿Qué hubo fallas humanas? Quien sabe, pero en el análisis del magno evento, desde la óptica de protección civil, seguridad y salud, no hubo un sólo incidente. Importante sin duda.
Habrá reacciones de todo tipo, es natural, pero lo visto, lo palpado, la contundencia de la realidad nos regresa a lo que los dos asistentes comentaban al político de Cuernavaca que el sábado en Jojutla tomó rostro de gobernador de Morelos: “Son 25 mil 272 asistentes, presidente”.
1 comentario
Hey
No podemos entender la gran recepción que se le armó a Manuel… Compartelo!