La juez Gabriela Acosta Ortega antes de iniciar la audiencia programada este jueves, sugirió a la pareja someterse a un tratamiento psicológico gratuito, pues no obstante que ambos ya no viven juntos y promoverán su divorcio, “podrían presentar secuelas a futuro que les afectará en su convivencia en sus futuras relaciones”.
Cristian “N” y Teresa “N” procrearon un hijo y vivían en la colonia Independencia de Jiutepec, pero el pasado noviembre el hombre llegó a su casa bajo influjos del alcohol y golpeó a su esposa, según señala la formulación de imputación que realizó la Fiscalía General del Estado, en audiencia celebrada también en noviembre del año pasado.
La Defensoría Pública de Oficio ofreció una reparación del daño para evitar el juicio contra su representado, y para ello pidió fijarle una pensión, pero la juez explicó que ello no era posible porque los alimentos son un derecho que le corresponde al menor con o sin denuncia de por medio.
Teresa, por su parte expresó que no quería reparación del daño, pero sí exigió que el hombre se hiciera responsable y cumpliera con el pago de la pensión, pero el imputado dijo que por el momento no disponía de un trabajo formal.
Sin embargo él después reconoció tener una adicción a la marihuana, pues afirmó que diario tiene que fumar por lo menos un cigarrillo de esta droga, por lo que la juzgadora lo canalizó a un centro especializado para combatir la ansiedad que le provocaría la ausencia del enervante en su organismo.
“Tiene usted que saber que tiene que cumplir con los requisitos, ya que de no ser así pierde usted todos los beneficios y será sometido a juicio. Si usted fuma la droga, enfrenta juicio, y le digo que es por su bien, al rato no vaya ser que usted esté sentado ahí mismo pero por el delito de narcomenudeo”, le precisó la juez.
Además el hombre dijo no tener preparación, ya que a sus 22 años sólo tenía terminada la primaria, así que la juez lo canalizó también al Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA), para que en menos de un año concluya la secundaria.
Finalmente, tanto Teresa como Cristián aceptaron el mecanismo de aceleración, con la promesa de que el joven tendrá que someterse a un tratamiento, concluir la primaria y dotar de alimentos a su hijo.