Las sales están formadas por aniones y cationes, los cuales tienen carga positiva y los encontramos por ejemplo, en el cloruro de sodio o sal de mesa, mientras que el fluoruro o flúor, se usa incluso en el agua potable para prevenir las caries.
La ingesta de grandes cantidades de fluoruros durante varios años, generan cambios en el esqueleto que provocan a su vez gran rigidez y dolor en las articulaciones. La forma más aguda de este padecimiento se denomina "fluorosis invalidante", que provoca cambios en la estructura de los huesos, haciéndolos extremamente frágiles y quebradizos.
También se encuentra la fluorosis dental, una condición que aparece como el resultado de la ingesta excesiva de fluoruro durante el periodo de desarrollo de los dientes, generalmente desde que se nace hasta que se cumplen entre 6 y 8 años de edad.
Medrano Valenzuela trabaja en la línea de investigación de química supramolecular de especies aniónicas, especialmente en el reconocimiento molecular por receptores sintéticos y semisintéticos, para tratar de entender el control de los procesos biológicos o el efecto ambiental que tienen estos iones que se encuentran en la naturaleza.
El también responsable del Laboratorio de Química Analítica Supramolecular del CIQ, dijo que mediante esta línea se estudia la interacción entre moléculas, “diseñamos receptores específicos para ciertas especies aniónicas, fosfatos, poli fosfatos, nitratos, percloratos y en fluoruros, ya que sobre todo en la parte centro y norte desde el país, desde Aguascalientes, Guanajuato, Zacatecas, Durango hasta Baja California, está presentándose la fluorosis como un problema de salud”.
Felipe Medrano explicó que los niveles de fluoruro en el agua de esas zonas, “están de 10 a 100 veces por arriba de lo que la norma permite, que es de dos partes por millón, y la solución aún no está disponible, por eso estamos desarrollando esta idea de remover selectivamente este anión de fluoruro del agua de pozos, sobre todo, en aquellos destinados al consumo humano”.
Esta investigación surgió como resultado de la vinculación entre investigadores asistentes al Primer Simposio Mexicano de Química Supramolecular, del cual el CIQ de la UAEM forma parte del comité organizador.
El también secretario del CIQ, Felipe Medrano, explicó que actualmente se está trabajando en una metodología económica y sencilla para tratar de reducir los niveles de fluoruros en el agua, “a base de materiales de productos naturales, como cáscaras de limón o naranja, pues consideramos que debe ser de fácil aplicación por las personas afectadas que viven en zonas rurales y presentan fluorosis”, dijo.