Desde entonces su familia, principalmente su hermana y su padre Don Francisco Acosta, lo ha buscado en cuanta fosa ha sido hallada, hasta ahora, sin éxito.
Pero la información que ha recabado su familia y una corazonada que no había sentido en otras fosas, le hacen pensar que el cuerpo de su hijo es uno de los exhumados en la fosa común del panteón municipal de Jojutla.
El 17 de febrero de 2010 Adrián Acosta fue levantado por un comando, unos 20 metros antes de llegar al hotel Hacienda Vista Hermosa donde laboraba.
Su familia interpuso denuncias por desaparición de persona y ahí comenzó, primero, su recorrido por las dependencias del estado.
“Todo, hicimos todo lo conducente, levantamos la denuncia, se levantó en Puente de Ixtla, después nos pasaron aquí a Jojutla, a la zona surponiente y no sé qué tanto hacen”.
“Todo eso se paga, principalmente los gastos, ir de aquí para allá”, cuenta don Francisco.
Al no encontrar respuesta en las instituciones, los familiares de Adrián comenzaron a asistir a todos los lugares donde han sido encontradas fosas comunes y clandestinas.
Así llegaron hasta Taxco, en Guerrero.
En la exhumación de cuerpos de una fosa encontrada en ese municipio las autoridades de ese estado les dieron acceso a las carpetas de investigación y a los cuerpos encontrados con el fin de que ubicaran a Adrián.
“Anduvimos hasta, no sé si supo usted de las fosas que encontraron en Taxco, ahí anduvimos en Taxco, ahí todos los cuerpos los mandaron para el Semefo de Chilpancingo, hasta allá anduvimos vueltas y vueltas”.
“Es desgastante y todo, entramos, nosotros pedimos entrar a ver los cuerpos y nos dieron chance, a ver uno por uno, es muy triste señor al ver eso, por el tiempo que tienen ya están desfigurados, ya son esqueletos”, narra el padre de Adrián.
Luego se enteraron que en Puente de Ixtla, Morelos, había sido ubicada por las autoridades federales una narcofosa.
En ella fueron encontrados 11 cuerpos, cuenta don Francisco.
Su hija pudo entrar a la diligencia de exhumación y vio un cadáver que coincidía con las características de su hermano, la ropa que llevaba puesta el día que fue levantado también se parecía a la que vestía el cuerpo de la narcofosa.
Durante los trabajos de exhumación la hermana de Adrián tomó una fotografía al cadáver.
Sin embargo, la Fiscalía General del Estado no permitió a la familia tener acceso a la carpeta de investigación y ordenó inhumar los 11 cuerpos en la fosa del panteón municipal de Jojutla sin confrontar perfiles de ADN.
El padre de Adrián también lo buscó en la fosa clandestina de Tetelcingo en Cuautla, Morelos.
Ahí otra vez le tomaron una muestra de ADN y hasta la fecha espera una respuesta, aunque sea negativa y que le digan que su hijo no estaba ahí.
“Nos sacan el ADN, aquí, allá, en todos lados y para qué chingados lo quieren si no lo confrontan, ¿para qué lo quieren?”.
“Del caso de Tetelcingo también nos sacaron muestra de ADN, pero nunca dicen o nos llaman ‘oiga, mire aquí está su prueba de ADN y no está su hijo acá, no aparece’, se supone que si le están sacando el ADN es para confrontarlo con los cadáveres que están sacando y nunca nos dieron una respuesta. Yo no sé cómo trabaje el gobierno, ellos no son sus hijos, ellos están cobrando su dinero, están sentados en el escritorio y los pinches ADN ahí arrumbados, cuando su función es ahora sí que checarlos”.
Ahora que exhuman los cuerpos de la fosa común de Jojutla, a la que fueron enviados los 11 cuerpos de la narcofosa de Puente de Ixtla, don Francisco tiene la esperanza de encontrar el cadáver de su hijo y, sentado en una silla, espera paciente la conclusión de los trabajos.
“Hemos ido a un montón de fosas, aquí, las fosas que se sacaron de Puente de Ixtla, las de Palo Alto, todos ahí anduvimos nosotros, ¿esos cadáveres a dónde los traen? A la morgue, aquí en Jojutla, por eso tengo la esperanza de que mi hijo esté aquí”.
“Lo que hemos visto, porque no hay otro lugar a donde los lleven, toda esta zona caen aquí a Jojutla y de Jojutla los mandan a fosa común, a esta fosa común”, dice.
Además de trabajar como gerente del hotel, Adrián era jugador de futbol profesional.
En Morelos entrenaba dos días a la semana y todos los domingos viajaba a Iguala, a jugar con el San Juan.
Don Francisco cuenta que al día siguiente de ser levantado, Adrián fue dado de baja del Instituto Mexicano del Seguro Social.
A su esposa le pagaron un finiquito de cinco mil pesos y hasta la fecha sus hijos no han recibido ninguna indemnización, por lo que su manutención corre a cuenta de sus abuelos.