Acompañada por dos de sus hijas que la sujetaban del brazo para caminar más aprisa, doña Simona llegó al Teatro Ocampo donde se le dio un reconocimiento, como a otras 15 mujeres que tienen casi o más de 100 años de vida y que han sido testigos de buena parte de la historia del país, y de cómo las condiciones para las mujeres han ido cambiando en aspectos que son fundamentales, como la educación y la salud.
Con trenzas largas, cabellos negros entrelazados con blancas canas y listones de color rosa mexicano, orgullosa dice que sus seis hijas sí fueron a la escuela, aunque ella no tuvo la oportunidad de aprender a leer y escribir. “Yo ya no aprendí, pero todas mis hijas sí; ellas me ayudan”.
Con palabras claras, con dignas marcas del tiempo en el rostro y manos, con ojos brillantes, Simona Carlota contó también que antes se daba a luz con pocos recursos: ¿Cómo se paría antes? Se le pregunta, “a puro valor mexicano. Mi mamacita creo que tuvo 15 hijos; no había hospitales, y ahora sí, ahora es más fácil; aunque no se crea, sufre uno”, respondió.
Pero eso sí, destaca que aunque el trato a las mujeres no era privilegiado cuando ella era joven, el trabajo sí era igual que el de los hombres, al menos para ella, que desde niña iba al campo a cortar trigo, a desyerbar, a la cosecha, a quitar el zacate, “eso sí, todo a entrarle al campo como de hombre”.
La señora, quien nació en Matamoros, reside en Morelos desde hace unos 14 ó 20 años; dice estar “casi sana”, ha sobrevivido a tres de sus hijas, y convencida señala que todavía hace falta para que las mujeres vivan bien, porque hay cosas que no han cambiado, como la violencia.
La directora del Instituto de la Mujer del Estado de Morelos, Érika Cortés Martínez, comentó que en esta ceremonia se entregó un reconocimiento a las mujeres que se ha detectado que tienen 100 o más de un centenar de años de vida, y que han visto pasar nuestra historia en el estado y en el país. Comentó que incluso una de ellas habría pedido que la ceremonia se realizara más tarde porque aún a su edad, ella por las mañanas vende tamales para obtener sustento para su familia.
Comentó que este jueves sólo se les dio un reconocimiento, pero se gestionará con otras dependencias para que les otorguen también apoyos de distintos programas sociales para mejorar sus condiciones de vida, pues la mayoría son de escasos recursos.
Apuntó que en la entidad las mujeres siguen teniendo mayor longevidad al tener un promedio de vida de 78 años, en tanto que el de los hombres es de 72; y entre las que recibieron dicho reconocimiento, la mayor tiene 107 años de edad, “ellas son parte viva de nuestra historia”.
La funcionaria destacó que en estos años ha habido importantes pasos en la equidad para la vida de las mujeres, pero reconoció que hace falta avanzar en muchos aspectos de igualdad en diversos campos, especialmente, apuntó, en lo que se refiere a la violencia.
Dijo que el instituto ha duplicado el número de atenciones al ampliar su horario de servicio, mediante la concientización de los derechos de la mujer y la difusión sobre las instancias que pueden ayudarles, refiriendo como ejemplo que el año pasado el instituto recibía a 25 mujeres junto con sus hijos en el refugio para víctimas de violencia, y hoy en promedio se atiende a 55 mujeres y sus hijos que se ven obligadas a salir de su casa por agresiones. Agregó que el año pasado se tuvo un promedio de 80 atenciones al mes y actualmente se proporcionan cuatrocientas.
Apuntó que otro de los aspectos importantes para impulsar la equidad es promover reformas al marco legal donde se consideren figuras tales como la violencia patrimonial, que ya es reconocida en otros estados y que en nuestra ley no está tipificada como un delito.