Sociedad
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Evolución de mi escritura

TXT Daniel Zetina
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¿En qué género se comienza a escribir? ¿Hay que escribir lo que sale del corazón o solo aquello que pueda dejar un beneficio? ¿Uno solo es poeta o narrador o novelista o ensayista? ¿Quién dicta la ruta de un autor? ¿Cómo saber en qué género es uno mejor? No puedo responderlo a cabalidad, así que les contaré brevemente cómo comencé y en qué momento me encuentro como escritor.

Comencé escribiendo poesía o algo parecido. Lo hacía en las calles, los jardines, la escuela, las escaleras, hasta en casa. Como un día escribí un poema que le gustó a quienes lo conocieron, seguí con eso durante un tiempo. Luego pensé que ser poeta era todo lo que haría en mi vida, quizás durante unos seis años. Pero vino un giro, puedo decir inesperado, hacia la narrativa.

Antes de escribir, desde que yo era pequeño, más que historias, lo mío era recrear ideas en la mente. Podía darle vueltas a algo en mi cabeza durante meses y casi nunca sabía qué hacer con ello. A veces solo lo platicaba con mi mejor amigo o con quien pudiera dialogar. Con frecuencia me trataban de loco, sobre todo de idealista, lo que no ha dejado de sucederme. La poesía era un camino mágico para expresar mis pensamientos. La metáfora es la clave para conectar el mundo interior con la realidad exterior.

La narrativa vino mucho después. Surgió como una estructura que a su vez le daba trama a mis pensamientos, que de este modo se transformaban en acciones, con personajes y circunstancias. El primer cuento (El toro Pernot) lo escribí gracias a una epifanía de madrugada, a inicios de la década de los 2000, mientras vivía en un cuarto de vecindad en Cuernavaca.

Por aquellos días comencé a leer a Borges, Cortázar, Monterroso, Donoso, Revueltas y todas las obras de teatro del siglo de oro que podía. Especialmente Borges influyó en mi visión de la literatura, pero también de la vida. Fue la primera y una de las pocas figuras que admiré hasta el plagio. Por suerte, mis ejercicios narrativos tipo borgiano no vieron la luz o se publicaron en suplementos impresos que pueden olvidarse con facilidad.

Así entré a la escritura del cuento, como una experimentación personal y mental, y como una forma de conectar mi mente con mi contexto, algo así como poner un espejo de 360 grados desde mi perspectiva. La narrativa comenzó a fluir y en 2009 vio la luz la primera edición de El colchón, cuentos de la cotidianidad. Con mi aprendizaje en la construcción de historias, también perfeccioné herramientas como la observación, la escucha activa y la anotación de anécdotas o detalles que podrían ser raíz de un cuento.

Luego escribí una novela, algo experimental, pero breve, Cuarto en renta. Con ello comencé a dar pasos en la narrativa de mayor aliento. A la fecha, tengo terminadas tres novelas y trabajo en varias más (en especial, me propuse enfocarme en una novela extensa, que quizás logre varios tomos en una saga o colección en 2020). Podría decir que la novela es lo más disfrutable de escribir, es casi erótico el gusto de hacerlo. De los 40 años que me quedan por vivir, con gusto pasaría 30 años haciendo novelas.

La minificción llegó a mi vida no recuerdo cómo, aunque sí me emocionó bastante, en especial, por tres cosas: es un género inmediato (más para el lector que para quien la escribe), tiene una carga fuerte de humor y es experimental. Tengo ya cerca de 350 minificciones publicadas y es un género que me interesa seguir ejerciendo. Trabajo en dos libros más por ahora.

Por último, he llegado al ensayo, un género generoso, valga la cacofonía, aunque también se trata de todo un reto. Ahora, creo tener las suficientes vivencias y lecturas como para escribir ensayos de mediano y largo aliento, pues aún tengo mucho qué cuestionar y varios temas qué debatir con mi sociedad. Para mí, el ensayo es un género mayor.

Otros géneros salidos de mi pluma son aforismos, greguerías, periquetes, columnas (como esta), entrevistas, reseñas, crónicas, incluso un crucigrama.

No puedo parar de escribir, no dejaré de hacerlo nunca, así pienso ahora. Creo, pues, que escribir es a la vez evolucionar como persona. Gracias.

 

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@DanieloZetina

 

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