La familia de César se mudó para evitar que él los contagie de covid-19.
César Ávila no puede entrar en cuarentena porque tiene la responsabilidad de mantener a su familia, por lo que decidió separarse de ellos mientras pasa la contingencia sanitaria implementada a causa del covid-19.
Desde hace casi un mes su esposa y sus dos hijos se mudaron a la casa de un familiar en el Estado de México, debido a que César por su trabajo está en contacto con personas casi todo el día.
Mientras lava el vehículo que maneja, cuenta que extraña a sus hijos y al mismo tiempo asegura que es mejor estar lejos para evitar contagios, ya que en su familia están viviendo “en carne propia el covid-19”, pues hace unos días su primo que vive en Canadá dio positivo al virus.
César es chofer de la Ruta 2 desde hace seis años y afirma que es la primera vez que la situación económica se pone crítica y que el servicio del pasaje baja hasta en un 60 por ciento. Trabaja de las cinco de la mañana hasta las ocho de la noche y al día apenas logra juntar 200 pesos.
Lo invade la soledad porque su familia no está con él y también se siente desprotegido.
Por la pandemia, de los 56 choferes que tiene la Ruta 2 solo trabajan 23, la mayoría en combis porque hay poco trabajo.
Ante este escenario epidemiológico, los operadores de esa organización tienen la opción de trabajar o descansar y si descansan no habrá sueldo.
“Muchos piensan que el transporte es un gran negocio pero ya no, cada día vemos la situación más difícil, si el patrón y yo nos llevamos 200 pesos ya fue mucho. Además, el patrón paga 150 pesos por cada tarjeta (para registrar los recorridos) y si los carros necesitan mantenimiento es otro gasto; esto ya no sale pero tenemos que aguantar”.
César aconseja a sus hijos continuar sus estudios para mejorar su calidad de vida, porque el trabajo de un rutero es cansado, demandante y sin prestaciones, nivacaciones y menos cuentan con seguro social.