Ante la llegada del coronavirus, uno de los sectores más vulnerables de la sociedad es el de los adultos mayores que deben seguir trabajando con el temor a no contraer la enfermedad.
Esperanza Pizaña, de 70 años de edad, se ha dedicado a la costura toda su vida para poder sostener a su familia. Debido a la contingencia, el poco trabajo que tenía ya no es suficiente para poder vivir: “Tenía mi negocio de compostura de ropa y a veces hacia ropa para vender, pero debido a la contingencia ya no he tenido ventas y mucho menos me han traído costuras”,
Desde que empezó el coronavirus y al quedarse sin trabajo decidió fabricar cubrebocas para poder pagar los servicios básicos y tener para comer: “Con la pandemia lo que estoy haciendo son cubrebocas porque todo lo demás se paró completamente y si no la verdad no tendría para mi despensa’’ argumentó Esperanza Pizaña.
“Hay que ser solidarios con los comerciantes, pero también apoyar a las autoridades y así podremos ir abriendo los negocios con las medidas necesarias y seguir con nuestros negocios normalmente”, señaló la entrevistada.