En el marco de la presentación de lineamientos sobre expedición de comida y bebidas en escuelas, en entrevista, el funcionario dijo que este problema de salud pública es importante en Morelos como en el resto del país. Admitió que la mayoría de los infantes que tienen sobrepeso no cuentan con atención médica o de nutriólogos, pero argumentó que esto obedece a que los padres de familia no los llevan a sus centros de salud.
Insistió en que se necesita cambiar la cultura y hábitos alimenticios de forma paulatina, no de un día para otro, por lo que se considera en esta estrategia el reducir la cantidad de productos denominados como chatarra, y enseñar a los hijos que cada vez se debe consumir menos de estos alimentos y más comida saludable o nutritiva. Dijo que por ello se están reduciendo las porciones de algunos productos (o presentaciones) que será posible en esta etapa consumir en escuelas.
El secretario informó que el 27% de la población de menos de 12 años de edad en Morelos tienen sobrepeso u obesidad, casi 3 niños de cada 10, y de éstos uno de ellos ya se encuentra en condiciones de obesidad que requieren de un manejo médico.
“Este no es un asunto de estética sino de salud, y resulta más barato si se prepara el lunch en casa y se les manda a la escuela con una botella de agua purificada, en lugar de comprarla”, expuso.
El funcionario aseguró que hay capacidad para dar esta atención médica a los menores, al referir que en el Hospital del Niño Morelense se ha dado servicio a 36 menores con obesidad mórbida, es decir que tenían el 40% por arriba de su peso corporal, lo que muestra un incremento, ya que antes se veían tres o cinco casos de esta naturaleza en esa institución.
Destacó que es importante pues la obesidad está asociada a enfermedades como la diabetes y detalló que en la entidad la diabetes infantil o tipo I afecta al 0.8% de la población de niños.
El médico explicó que los padres de familia deben atender signos que les indiquen que sus hijos necesitan atención, entre ellos el que el menor comience a pasar muchas horas sin movimiento, sin querer hacer actividad física durante varias horas, que comienza a consumir de forma inadecuada alimentos grasosos, por ejemplo que prefiere la carne que el pollo procesado con grasas. Subrayó que no se trata de kilos porque es variable, incluso recalcó que algunos menores, aunque no se vean obesos pueden tener una enfermedad de hipertrigliceria, es decir aumento de grasa en la sangre.
Llamó a los padres de familia a no imponer regímenes drásticos a los pequeños, pues muchas veces, sobre todo en adolescentes, se les prohíben alimentos de forma empírica, sin conocer el estado de salud del menor, lo que les puede provocar otros problemas, por lo que recordó que en estos casos es necesario acudir a su médico o a las unidades especializadas de los Servicios de Salud.