Al día realiza hasta 14 servicios.
Edgar trabajaba como asesor en una institución bancaria, pero por la pandemia del covid-19 la mayoría de sus compañeros fueron enviados a resguardo domiciliario. Él decidió romper el confinamiento para buscar otro empleo y encontró uno que, afirma, es muy fácil: entregar comida a domicilio por medio de la plataforma en línea de Uber Eats y Rappi.
Desde hace cinco meses, el joven recorre las calles de Cuernavaca a bordo de una motocicleta para entregar alimentos a los clientes que solicitan el servicio a diferentes restaurantes.
Edgar evita entrar a colonias como La Lagunilla, donde, según le dijeron sus compañeros, han sido víctimas de asaltos.
Sobre su trabajo cuenta que, contrario a otros servicios que han disminuido, el de comida para llevar aumentó durante la contingencia, por lo que al día entrega al menos 14 pedidos, por lo que sus ingresos diarios son de hasta 500 pesos. Sin embargo, hay días que solo obtiene entre 100 y 120 pesos.
Dice que el servicio para llevar que ofrece Rappi (una compañía colombiana) aumentó porque la gente, que se mantiene en resguardo domiciliario realiza su despensa del supermercado desde su casa. El servicio de Uber Eats también registró un incremento, pues muchas familias acostumbran a comprar comida.
Cuenta que de su trabajo como repartidor de comida ha recibido algunas quejas de los clientes, la más reciente de una señora que enfureció porque su pedido se retrasó, pero él le explicó que por la lluvia no podía manejar.
Aunque económicamente le va bien, Edgar está expuesto varios riesgos, como un posible contagio de covid-19, o a sufrir un accidente vial o ser asaltado por los amantes de lo ajeno.
El entrevistado afirma que trabaja toda la semana porque a su edad (26 años) considera que el trabajo no es cansado.
Si bien en la institución financiera tiene un sueldo asegurado, él busca ingresos extras que le permitan apoyar en lo económico a su familia.