¿Hasta qué punto regresaremos a la nueva normalidad? si bien hay estadísticas que mencionan una posible recuperación tanto social como económica para el año 2022, a mi parecer eso jamás va a suceder, porque después de una pandemia todo cambia, el sistema se reconfigura, se adapta y progresa. En pocas palabras, no volveremos a ser los mismos.
El tiempo avanza y nuestra vida se va a ir adaptando a los cambios impuestos por el orden social, sin embargo, uno de eso “aclamados cambios” refieren al aislamiento social e -insisto, ya sea en este escrito o en artículos pasados- que por ningún motivo debemos promover el aislamiento. Somos seres de interacción y la evolución no permite la soledad, entonces ¿cómo podemos convivir con un virus sin aislar a un país entero? Las respuestas ya existen y han existido todo este tiempo: tenemos que convivir con él.
La historia lo ha marcado por años a través de pandemias pasadas: al final siempre terminamos conviviendo y promoviendo mejoras de salud y en la calidad de vida y es exactamente eso a donde la arquitectura se debe enfocar, a la calidad de vida, a la promoción del ejercicio, de salir a la calle para forjar un sistema inmunológico estable, al cuidado del medio ambiente, a la integración del ser humano con la naturaleza, entre otros.
Hace unos días leí un artículo de la revista ad magazine en donde mencionaban la vivienda de la nueva normalidad, por lo cual me gustaría señalar ya que encaja con el punto que estamos analizando. El escrito se enfoca a la descripción del proyecto Tirana Riverside: la vivienda de Stefano Boeri ideal para la nueva normalidad. Este proyecto ideado albergará a 12 mil residentes en la capital de Albania, con el objetivo de crear un vecindario centrado en el uso de tecnologías inteligentes y extensos jardines verticales.
De esta forma el arquitecto pretende cumplir con los mayores estándares de salubridad con el fin de evitar la propagación del covid-19, pero principalmente se basa en los principios básicos de sostenibilidad que impactan directamente a la calidad de vida.
El complejo también se integra de viviendas, oficinas y tiendas para responder a las necesidades post-coronavirus.
Hay algo que debemos aprender de ese proyecto, ya sea en Morelos o en todo el país. De ahora en adelante todos los proyectos de vivienda deben ser inclusivos, repletos de vegetación, con acceso a todos los servicios básicos tanto de salud como de alimentos.
Debemos impulsar la práctica de la agricultura doméstica y urbana, el ocio y el deporte o, citando al arquitecto Stefano Boeri, «tenemos que acostumbrarnos a pensar las ciudades de manera diferente: una nueva importancia para patios, tejados, balcones. Ciudad donde se pueda llegar a todo lo que necesitas, a pie o en bicicleta, en un máximo de 15 minutos».