Como psicóloga y escritora, le he dado un lugar especial a las palabras. Hay palabras que me han liberado y me han hecho soñar. Hay unas que no logro sacar de mi memoria; se han encarnado en mi ser como parte de mi historia, me han clavado sus letras. Hay ciertos “Te amo” que nunca me han abandonado. En noches sin sueño me han dado alegría y en días tristes me han hecho sonreír.
- “Siempre cree en ti”, “No hay metas inalcanzables”, “Nunca te des por vencida”,
fueron frases de motivación poderosas en una etapa importante de la vida en que todo lo exterior se interioriza. Sin el poder de ellas, hubiera crecido de una manera insegura.
Me he ahogado en el dolor que causa escuchar frases que no deseo en boca de quien amo.
Otras palabras me han liberado, han hecho que mi alma descanse; otras me han mojado y me han hecho soñar. Creo firmemente en que pueden ser la salvación de nuestro pasado, de un duelo, de una relación, de una enfermedad o de un corazón roto.
A eso me dedico, a escuchar palabras rotas, desangradas, secas, vacías, rígidas y cansadas.
Me dedico a tejerlas con hilos de respeto, de cuidados, de amor. Se nos ha olvidado que hay palabras que curan, que nos salvan de las otras que nos asfixian y son alimento para el corazón.
Por eso es importante entender su poder, su alcance. Nunca ser indiferente a lo que sale de nuestra boca,
El tono amable de ellas hace la diferencia, dales tiempo, ponles atención. ¿en qué se convierten tus palabras?, ¿qué reparan?,¿qué rompen?,¿qué curan?, ¿qué cosen?
Trata de conocerlas, de encontrarles un lugar especial, de darles luz, hacerlas tuyas y sobre todo de dominarlas.
De Kierkegaard aprendí que ciertas palabras leídas en determinados momentos cobran especial importancia.
Soy lo que hablo.
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