Los médicos, informó el área de medicina preventiva del IMSS, han señalado que en los últimos años sigue latente la tendencia entre mujeres a no dar seno materno a sus hijos, no obstante las campañas de concientización que se hacen y aunque se ha ganado terreno.
Recordaron que “los niños alimentados del seno materno durante los primeros cuatro meses de vida, fortalecen su sistema inmunológico, disminuyen hasta en cincuenta por ciento el riesgo de padecer infecciones gastrointestinales y respiratorias”.
A través de este alimento, los recién nacidos reciben durante los primeros dos días el calostro del seno de la madre, que contiene la mayor concentración de hemoglobulina, que aporta una cantidad importante de defensas.
Es importante que después de los primeros veinte minutos del alumbramiento, la madre inicie la lactancia del pequeño, quien al succionar los pezones estimulará al cerebro materno la producción de hormonas encargadas de generar leche. Además la lactancia materna representa el importante vínculo emocional que se establece entre madre e hijo, que los unirá toda la vida.
Las madres deben conocer que entre otras ventajas que tiene el alimentar con leche materna a los recién nacidos, es su fácil digestión. Por otra parte, el calostro actúa con cierto efecto laxante; ayuda a que sea más rápida la expulsión del meconio, que se identifica en las primeras evacuaciones verdes y duras del bebé. Al eliminarse, disminuye la absorción de la bilis que está contenida en él; de lo contrario, los niños podrían presentar ictericia (una pigmentación de color amarillo).
Por último, los especialistas del IMSS recomendaron evitar que el bebé duerma más de tres horas seguidas; es necesario despertarlo y lactarlo, pues entre más horas pasen sin alimentarse, mayor es el riesgo de que se reduzca la glucosa, que puede provocarle somnolencia, letargo y falta de energía para succionar y alimentarse, o de tener incluso otras complicaciones al pasar muchas horas en ayuno.