- Dime, ¿Cuál es tu mayor oscuridad?
- Linda forma de dar unos buenos días.
- Creo que si conoces la oscuridad de alguien, conoces casi todo de esa persona.
-Mónica, ¿Se puede empezar a amar desde la oscuridad?
No lo sé, pero pienso que siempre lo hacemos al revés.
¿Estaría bueno intentar lo otro, no?
Me inquieta su pregunta, me deja pensativa. Cierto es que siempre he pedido que me muestren la oscuridad, la luz es más sencilla de amar. Quizá deberíamos empezar a conocernos desde nuestros dolores, desde nuestros tormentos y ahí descubrir nuestra luz verdadera. Sería un paréntesis emocional, creo que no vendría la falsa expectativa, sabríamos el devenir de nuestras relaciones. Es de la oscuridad donde nace todo, lo negro, lo incierto, el desorden, el caos. Eso me hace pensar en Nietzsche, se vuelve asomar a nuestra conversación. Aceptar el caos en mi, en él, en el mundo hace que humanizamos al otro. Me sigue dando vueltas en la cabeza su pregunta. “¿Se puede amar desde la oscuridad?”
Quiero pensar que si empezamos a amarnos desde nuestra oscuridad, quizá hay mayor libertad, menos frustraciones, menos desilusiones, menos desamores. Entender la ausencia de orden, de luz, nos llevaría a encontrar la verdadera belleza. No lo sé, todavía no me atrevo a responder.
Tal vez ahí aprendemos a quedarnos, a no irnos, a no romper, a no temer la oscuridad del otro. Ustedes que me leen, ¿a quien han amado con toda y su oscuridad?