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Los accidentes de motocicleta, un problema de salud pública

La tasa de incidencia en Morelos está por arriba de la media nacional; son la tercera causa de mortalidad entre usuarios de carreteras.


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Con más de quince años de experiencia como motociclista, Víctor fue arrollado por una camioneta que se pasó el alto en un semáforo en el bulevar Cuauhnáhuac. Sufrió fractura expuesta en el tobillo y pensó que jamás volvería a caminar. A nueve meses del percance aún padece dolores.

 

  •  Víctor Torres, biker

 

El suyo es uno de los 173 accidentes de motocicleta registrados en Cuernavaca en lo que va de este año. Su vehículo, ahora destrozado, es una de las más de 97 mil unidades de dos ruedas con registro en Morelos.  

El incremento de incidentes de moto es notorio. Cada día aparecen imágenes de personas accidentadas. Los factores son múltiples y el asunto se ha convertido en un problema de salud pública.  

La doctora Martha Angélica Hernández Oseguera, responsable estatal del Programa de Prevención de Accidentes de los Servicios de Salud de Morelos (SSM), da fe de este fenómeno vial.   

En el estado, el número de motos ha tenido un crecimiento muy importante en siete años. De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en el 2012 había 23 mil motos registradas circulando, pero en el 2019 llegamos a 97 mil, un incremento de 400 por ciento.   

En la década pasada se usaban estos artefactos para el trabajo, pero hoy se han convertido en un vehículo de transporte familiar.  

La especialista de los SSM considera que hay varios factores en el incremento de la incidencia de accidentes. Uno de ellos es que se usan motos de cilindrajes bajos y es común ver que van de tres a cuatro personas en un vehículo, la familia completa, en supuestos “tramos cortos” en ciudades y en todos los municipios.  

Si sacamos la proyección del 2000 al 2017, refirió Hernández Oseguera, los accidentes en moto ocupan la tercera causa de mortalidad entre los usuarios. Según las cifras oficiales de accidentes viales de todo tipo (2017), de todos los muertos casi el seis por ciento estuvieron relacionados con accidentes de moto. 

 

TRAUMATISMO EN CABEZA Y FRACTURAS, LAS LESIONES MÁS COMUNES

El hecho de no tener estructura alrededor (como la carrocería de los coches) expone a todas las personas que viajan en una moto a que el contacto sea más importante. 

Las lesiones más frecuentes son en cabeza y esto porque la caída implica que el cráneo impacte, ya sea por caída directa o porque la persona sale eyectada, es decir, “volando”.  

Por ende, son muy comunes los traumatismos craneoencefálicos que pueden generar lesiones fatales inmediatas o que se complican y concluyen con la muerte de la persona en días subsecuentes, o provocar secuelas muy graves, como la invalidez. 

En la estadística hospitalaria, le siguen las fracturas de extremidades, tanto superiores como inferiores, cuando los choques ocurren en velocidad más baja. 

“Los lesionados por este tipo de accidentes casi siempre son egresados de unidades hospitalarias con incapacidad, ya sea permanente o que requiere rehabilitación”.  

 

LA TASA DE ACCIDENTALIDAD EN MORELOS, POR ARRIBA DE LA MEDIA NACIONAL

El Informe Sobre la Situación Vial de la Seguridad en México que emite la secretaría de Salud a través del secretariado técnico del Consejo Nacional para la Prevención de Accidentes (2018) indica que en el estado hubo en general nueve mil 436 accidentes. De estos, el 97 por ciento ocurrió en zonas urbanas y suburbanas, y ha ido aumentando, a diferencia  de lo que pasa en las carreteras federales donde el número de percances ha bajado.  

El total de lesionados de todo accidente vial en dicho año fue de dos mil 658 y el total de defunciones de 212. La tasa de mortalidad en general disminuyó, pues pasó de 10.8 a ocho accidentes por cada cien mil personas. 

En dicho periodo los reportes de percances de motos indican que hubo 12 muertes; lo que representa una tasa de mortalidad de 0.6 por cada cien mil habitantes.  

Pero la tasa de accidentalidad general en Morelos es de 13.3 accidentes por cada mil vehículos circulando y por lo tanto es superior a la media nacional, que es de 8.3 por cada cien unidades.  

Al respecto, Hernández Oseguera explicó que se ha logrado reducir otros tipos de siniestros, pero los de moto no, pues esos aumentan.  

“Una de las causas que vemos es que hay muchos vehículos para un estado como Morelos. La tasa de motorización es de 360 vehículos por cada mil habitantes. Para 2019 se incrementó (a) 905 mil vehículos registrados. Hay otros que circulan y no tienen registro. Es decir, que la tasa de motorización son casi cuatro vehículos por cada diez personas” anotó. 

 

CONDUCTORES CADA VEZ MÁS JÓVENES

En los datos más recientes del secretariado técnico del Consejo Nacional de Prevención de Accidentes, se identificó una encuesta aplicada en Cuernavaca, que refleja muchos indicios del por qué las cifras se elevan de manera constante.  

De las personas encuestadas (en la calle) el nueve por ciento eran menores de 18 años. 

“Aquí hay un factor en la medida que se empieza a manejar a edades más tempranas, la capacidad psicomotriz no es la misma que la de un adulto. Además tenemos el tema de percepción de riesgo y velocidad, que es más fácil que un adolescente las pueda desarrollar. Esto nos dice que se tiene que aplicar alguna estrategia dirigida a eso jóvenes”, refirió la experta, al comentar que es común ver niños de diez años en motonetas que van por encargos “a la tiendita”.  

El 99 por ciento de los encuestados usaba casco por temor a multas, pero el 78 por ciento de los mismos eran “no certificados”. Eso quiere decir que para dar  protección, los cascos deben deben cumplir  normas internacionales. De estos, en el 41 por ciento los cascos ya estaba golpeado, abollados o raspados, porque ya tuvieron accidentes. Por lo tanto, dichos implementos ya no sirven y deberían ser reemplazados. Otro dato que da luz sobe la situación es que casi el 42 por ciento traía el casco mal puesto, pues lo usan como gorro. 

En el momento de la encuesta, el 83 por ciento de los acompañantes no llevaban el casco y el 66 por ciento de estos eran mujeres.  

De los motociclistas que participaron, el 38 por ciento confirmó que ya habían tenido algún  accidente en su moto en choque con otro vehículo en el año anterior, y  en el 42 por ciento sus lesiones fueron fracturas.  

 

CIRCULAN DONDE SEA

Más allá de las cifras oficiales, en los últimos meses ha sido recurrente en redes sociales la publicación de accidentes. En un ejercicio de observación (de cuatro horas, en dos días de la semana pasada) en el bulevar Cuauhnáhuac y en el denominado Paso Exprés, fue posible constatar que circula un gran número de  motonetas (vehículos de baja potencia) no obstante que dichos tramos forman parte de una autopista (la México-Acapulco) y una carretera federal (la Cuernavaca- Cuautla).  

Las motos de bajo cilindraje transitan incluso en carriles de alta velocidad, por lo que cuando los rebasa un camión el aire las desplaza. Muchas de las personas que conducen esos vehículos en tales tramos residen en municipios de la zona conurbada y utilizan esas vías como si fueran calles cuando son vías de alta velocidad con tránsito de autobuses, tráileres y demás vehículos pesados.  

Además, esas motonetas están hechas para determinado peso, es decir para una o dos personas máximo, pero es común que viajen hasta tres o cuatro, incluso transportando cilindros de gas u otras cargas.  

 

 

ANDAR EN MOTO ES COSA SERIA, ES UNA FORMA DE VIDA

Para Luis Arturo Quintero Hernández, capitán de ruta del motoclub nacional “Chavorucos Morelos”, ser motociclista es algo serio, conlleva responsabilidad, es una forma de vida.  

El líder de la agrupación de motociclistas con representación en Mazatlán, Yucatán, Ciudad de México, Nezahualcóyotl, Tijuana y Morelos, considera que uno de los factores más importantes en el incremento de accidentes es la falta de experiencia, de preparación y el consumo de alcohol.  

 

  • Luis Arturo, líder de motoclub

 

Luis comenzó a conducir motos a los 13 años, pero en circuitos especiales, y llegó a ser subcampeón estatal en esta actividad a los 16. Asegura que hay varios aspectos que las autoridades no ven y que desafortunadamente la población no toma en cuenta antes de comprar o de subirse a una moto.  

Hasta hace unos años, los accidentes más terribles ocurrían por exceso de velocidad, pero ahora por exceso al beber, por impericia y por falta de cultura vial tanto de motociclistas como de automovilistas.  

“Muchas veces es imprudencia de automovilistas hacia los motociclistas, porque somos vehículos más pequeños, a comparación de tráileres o rutas no podemos hacer nada”. Además, hay falta de precaución de los vehículos y “puntos ciegos”, en los que el conductor pierde de vista las motos. “Y esto lo deberían saber todos los se suben a una”.  

“El fondo del problema como tal, es que nos falta cultura vial para conducir en las calles; es importante saber a qué velocidad debemos manejar y respetar y dar el paso manejar siempre con cordialidad… ya cualquiera compra una motito y no tiene esa cultura de los compañeros de más experiencia, que compartimos en los clubes de motos. Quieren aprender ya cuando están en la calle, en lugar de tomar cursos antes de sacar su unidad… ni siquiera piensan en que existe posibilidad de un accidente y que por muy leve tendrá consecuencias legales y físicas para uno mismo o para otros conductores”, sostiene.  

Los precios en el mercado, le dan la razón al líder del club “Chavorucos Morelos”. Las motonetas sumamente básicas y ligeras se venden hasta en los supermercados. En el pasado “Buen Fin”, los precios en una de las cadenas más populares de autoservicio, llegaron hasta 16 mil pesos. Además, hay tiendas que las ofrecen en cómodas mensualidades.  En páginas de internet, esta reportera encontró en los primeros días de este mes, algunas usadas hasta en ocho mil pesos.  

De igual forma, el representante del club de motociclistas, (uno de los más conocidos en el estado por el número de afiliados, sus actividades altruistas y su carácter familiar) hace notar que “cualquier chavita o chavo ya usa las motos”, y no hay un control oficial, aunque sí hay escuelas de manejo de motocicletas. Otros andan circulando y ni placas traen.  

A pregunta expresa sobre la importancia de aprender a conducir sobre dos ruedas, Quintero Hernández, charla sobre “tips” que sólo se aprenden de los más experimentados o con los años. “Debes entender que la moto va pegada a tu cuerpo, debes ver siempre el entorno, cuando te derrapas debes saber cuándo soltar el freno, y dejar que se vaya la moto para que no quedes debajo… antes de comenzar debes saber para tomar confianza, no perder la estabilidad, no usar teléfonos”. 

 “Hay cosas que casi nadie te dice y que todo motociclista debería saber”. Explica que cuando sucede un accidente, hay tres impactos: primero es el choque contra otro vehículo, o un objeto fijo, ya sea muro de contención, árbol o poste; el segundo es el golpe que recibe el cuerpo con alguna parte de la propia moto y el tercero es el choque de los órganos internos contra las paredes del cuerpo y los tres suceden a la misma velocidad y fuerza… Muchas veces vemos que las personas no tienen aparente lesión,  hasta se levantan. Vemos compañeros que con la adrenalina levantan su moto, pero tienen daños por dentro porque llega a haber hemorragias internas por estallamiento de órganos o desprendimiento de estos. Otra cosa: no deben dejar que los muevan, porque una fractura puede empeorar”.   

 

ATAQUE POR PREJUICIO

Tres de los integrantes del motoclub “Chavorucos Morelos”, dan fe de que muchas veces hay accidentes por agresiones deliberadas de conductores de otros vehículos por miedo. Y es que han sido frecuentes los casos en los que delincuentes usan motos para cometer homicidios, asaltos u otros ilícitos.   

“Mucha gente que va en coche, cuando ve una moto a un lado, se asusta, se te quedan viendo pensando ¿qué me va a hacer, me va o sacar un arma o algo? Y de inmediato nos avientan el carro; cuando ven que vamos dos, ya las personas sospechan, imaginan cosas y se te cierran, se te meten a tu carril y aceleran y si no tienes la experiencia necesaria, cuando tratas de evadir el auto se pierde el control y te impactas o derrapas”.  

“El motociclismo es un pasión muy bonita por eso nosotros usamos distintivos, como un chaleco con parche como miembros de un motoclub, para que la gente que nos ve no tenga esa idea” explica el líder, quien agrega que es importante observar el tipo de moto, pues los delincuentes sueles usar otros modelos. 

 

EQUIPOS DE TRES PESOS QUE CUESTAN LA VIDA

Tanto la especialista de salud como el experimentado motociclista consideran que es fundamental el uso de equipos de protección de calidad, y no sólo un casco de “juguete” para evitar multas.  

Una idea del equipo básico es un casco con certificación nacional o internacional. Debe ser nuevo y tener tres capas; el más barato puede costar como mínimo de tres mil a cinco mil pesos. Los internacionales cuando menos cuestan de 15 mil a 20 mil pesos “y de ahí para arriba”.  

Aunque el conductor y acompañantes vayan a trabajar, es recomendable usar al menos guantes (que protejan nudillos y muñecas, que es lo que más se lastiman), rodilleras y coderas, de preferencia certificadas para motociclistas, y ya hay pantalones especiales tipo mezclilla que evitan raspaduras graves en caso de derrape.   

A decir de los “chavo rucos”, “hay gente que te vende supuestos cascos en 500 ó 300 pesos, esos parecen baratos, pero te pueden costar la vida”.  

 

PENSÉ QUE NO VOLVERÍA A CAMINAR

Perder amigos no es fácil, comparte Luis, menos cuando llegas a ver que hay lesiones terribles, “hasta de ver la masa encefálica expuesta… Piensas que podías haber sido tú”. 

El incidente más reciente que vio, afirma,  fue por imprudencia de los tres implicados: el chofer de una camioneta se para en el carril derecho, y al bajar abre la puerta, justo en ese momento una moto se mete entre dos carriles, la puerta recién abierta pega en el manubrio y la moto invade el otro carril donde venía un tráiler a muy alta velocidad; el motociclista fue arrollado por las ruedas del tráiler, tuvo múltiples fracturas. 

 Víctor Manuel Torres Enríquez,  miembro del motoclub “Chavorucos Morelos” sufrió su primer accidente en marzo pasado, luego de 15 años de conducir.  

Circulaba por el bulevar Cuauhnáhuac y una camioneta se pasó el semáforo en rojo; él avanzó entre dos carriles cuando vio el verde  y el auto lo arrolló. Tuvo fractura expuesta de tobillo; lo trasladaron en ambulancia al Seguro Social en Plan de Ayala. El conductor del otro vehículo era menor de edad y no traía documentación alguna.  

“Por mi trabajo camino todos los días, soy reportero; estuve casi cuatro meses sin poder caminar; el mundo se te cierra, te sientes inválido al no tener recuperación pronta. Me atendieron los médicos bien, pero siempre queda secuela de dolor, molestia, cansancio, inflamación; tengo varios meses de terapia y la lesión no se cura… Claro que tuve miedo, cuando vi las radiografías y los médicos me decían: híjole mano, no va  a quedar, puede ser más grave, tendremos que operar… tuve miedo de no volver a caminar, de no poder ponerme de pie ni siquiera, ya no subirme a una moto, no correr en un deporte y tu vida empieza en decadencia. Te comienzas a trastornar”. 

 

NECESARIA REGULACIÓN: TRÁNSITO

El comandante John Sergio Resendiz Montes de Oca director de la Policía de tránsito de Cuernavaca, confirma el hecho de que la movilidad de motos ha aumentado, pero muchas ni siquiera están registradas, sino que traen un permiso, pero nada más.  

 

  •  John Sergio Resendiz Montes de Oca director de la Policía de tránsito de Cuernavaca

 

Explica que hay más accidentes porque hace falta mucha conciencia y educación vial de los conductores. 

“Hemos tenido denuncias de la ciudadanía donde los motociclistas no conservan su carril de circulación, están circulando entre vehículos; exceden la velocidad. Vemos que no hay cursos obligatorios para tener placas y licencias”. Subraya que hay muchos que ni siquiera se registran en la Secretaría de Movilidad y Transportes. 

Dejó en claro que no es lo mismo conducir motos que automóviles y pocas personas lo entienden.  

La mayoría de los accidentes que esa institución registra son de unidades que se derrapan por falta de pericia. La segunda causa es la invasión de carril: “porque los motociclistas no entienden que ellos deben mantenerse en un carril como si fueran un automóvil, no deben meterse entre los autos y jamás deben rebasar por la derecha porque los conductores de los automóviles nunca los van a ver”.  

“Es preocupante, nosotros hacemos campañas e invitamos a que manejen con precaución, que regularicen su moto, que tengan siempre póliza de seguro vigente. En algunos accidentes resulta que la moto solo lleva un permiso y sin vigencia o es un papel”, abundó.  

La dirección de Tránsito en Cuernavaca tiene un registro de 178 accidentes donde hubo motocicletas implicadas en lo que va del año (al 19 de noviembre); en 85 de ellos hubo responsabilidad del motociclista y el saldo a la fecha es de cinco muertos.   

El comandante destacó que muchos casos no son reportados porque el lesionado se levanta por su propio pie y no hay denuncia.

 

UN PROBLEMA DE SALUD PÚBLICA

La creciente incidencia de accidentes de este tipo es un problema de salud pública y social que debe ser atendido de manera interinstitucional.  

Las fuentes consultadas coinciden en que es necesaria la regulación para la compra y circulación del multicitado tipo de automotor. Califican como fundamental aplicar estrategias como campañas de sensibilización, de capacitación y de ser necesario endurecer las sanciones. 

La reglamentación debe considerar aspectos relacionados con las causas ya expuestas, como las vías por donde pueden circular, edad mínima de los conductores; acatar especificaciones de peso y capacidad; equipo certificado y completo de protección, entre otras medidas.  

La doctora Hernández Oseguera es contundente al aseverar que estos siniestros implican un alto costo económico y social, por el tipo de lesiones, los gastos médicos, en muchos casos la necesidad de traslado en ambulancia, atención hospitalaria, muchas cirugías, períodos de inactividad para personas económicamente productivas y algunos procesos de rehabilitación, además de segundas y terceras operaciones.

 

 

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