Efraín no ha dejado de vender sus bebidas en Acapantzingo.
“Durante la pandemia la gente sí ha salido a comprarme sangrías, rusas, clamatos y agua de coco. La verdad es que no me afectó tanto como a otras personas, porque al final de cuentas son bebidas y como aquí hace mucho calor la gente siempre quiere una bebida refrescante” dijo Efraín Ramírez, al hablar de los efectos de la pandemia en su negocio.
Sin embargo, el comerciante aseguró que todos sus insumos han aumentado de precio: “las cosas suben cada vez más. Aquí ocupamos mucha fruta, que es lo que más se nota en el aumento del precio, aunque también los refrescos, pero eso no se nota tanto”.
Efraín comentó su preocupación sobre la inseguridad que viven en Acapatzingo, la sede de su actividad: “lo que sí está feo es la inseguridad. Desde que inició la pandemia los asaltos y los robos se escuchaban todos los días, por eso nos da un poco de temor quedarnos noche en los puestos. Uno nunca sabe cuándo le va a tocar”.